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Sin defensa ante las insinuaciones

El hermano de José Bretón niega que ocultase pruebas manipulando su móvil

Rafael Bretón, hermano del acusado de asesinato José Bretón.
Rafael Bretón, hermano del acusado de asesinato José Bretón. FRANCIS J. VARGAS

El juez, la policía y la acusación particular. Todos parecen tenerlo claro: la familia de José Bretón nunca estuvo al tanto del presunto asesinato de sus hijos, Ruth y José. Ni tampoco de su trama. Pero en determinados autos judiciales, atestados policiales y declaraciones de parte, aparecen insinuaciones que ponen en entredicho el papel que los padres, hermanos y, al menos un cuñado del imputado, jugaron en este drama y su posible protección al principal sospechoso. Señalamientos que en la calle se han traducido en pintadas, insultos, gritos y bocinazos frente a las casas de los familiares o en sus declaraciones en los juzgados. Rafael Bretón, hermano del acusado, logró una orden de alejamiento contra varias personas que le increpaban reiteradamente a él, a su esposa y a sus hijos en la puerta de su casa, en Tomares (Sevilla).

Las insinuaciones del juez siguen. Pero sin una acusación formal o la imputación, es imposible una defensa legal en la causa. Hace una semana, a través de un escrito, Rafael Bretón casi le pedía a gritos al instructor que —si sospecha de él— le incluya de alguna forma para poder defenderse. El magistrado José Luis Rodríguez Lainz volvió a negarle la imputación hace dos días, esgrimiendo la excusa absolutoria que contempla el Código Penal para los familiares directos de un acusado. Es decir, no se puede condenar a un pariente directo que encubra a otro.

Por un lado, el juez siempre ha recelado del viraje que, según él han dado las declaraciones de los familiares. En sus primeras comparecencias ante la policía, a las pocas horas de desaparecer los niños, mostraban serias sospechas de que estos hubiesen podido sufrir algún mal y de que Bretón estuviese implicado. Pero a medida que el caso no avanzaba, el juez detectó que la familia intentaba cohesionar sus versiones para proteger a Bretón.

En los últimos meses, la atención del magistrado se ha centrado más en Rafael Bretón. Sobre la mesa, el juez ya tiene informes que indican que Bretón pudo haber asesinado e incinerado a sus hijos en su finca de Las Quemadillas (Córdoba). Nada parece indicar que sospeche que Rafael o el resto de la familia estuviesen directamente implicados en el crimen. Aun así, ha mandado analizar el móvil de su cuñado y el del propio Bretón en busca de una posible colaboración del hermano en la ocultación de pruebas o eliminación de llamadas o mensajes.

En su escrito, rechazado por el juez, Rafael ya justificaba cada movimiento que el juez estima sospechoso. Ayer se defendió con una nota pública ante el informe preliminar encargado por el juez, el cual indicaría que pudo manipular el móvil de Bretón mientras estuvo bajo su custodia. Para empezar, niega haber “borrado ninguna llamada del terminal” de su hermano.

Y sobre la desaparición de números, recuerda que los teléfonos móviles tienen una memoria limitada de registro de llamadas (entrantes, salientes y perdidas) y que al estar el móvil encendido y seguir recibiendo o realizando llamadas, “van desapareciendo las llamadas más antiguas”. Lo mismo hubiese ocurrido, insiste, “aunque el móvil encendido hubiera estado custodiado en comisaría”. “No tiene sentido borrar llamadas de todas las cuales la operadora de telefonía móvil guarda registro, aún más cuando la policía ya en dos ocasiones había extraído toda la información de interés del móvil cuando nos fue devuelto”, termina.

Por último, Rafael vuelve a quejarse del acoso que sufre sus padres, su hermana y el resto de su familia. “Puedo entender la animadversión hacia mi hermano, pero no acabo de comprender por qué dirigir la ira y sospechas contra mi persona o mi familia cuando no somos responsables”, escribe.

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