_
_
_
_
FIESTAS DE LA MERCÈ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Descubrir África en Barcelona

La propuesta de Roger Mas desestructura la cobla, por momentos la aleja de su propia esencia

La noche del sábado comenzó ruidosa. A las 22.30 en la plaza de Sant Jaume y aledaños aún campaban a sus anchas algunos diablos y bestias de fuego repartiendo sus últimos estallidos al infernal ritmo de los tambores. Sus ecos llegaban hasta la plaza de la catedral y no hacían preveer un buen comienzo para la propuesta bastante más tranquila de Roger Mas y la Cobla Sant Jordi.

Roger Mas.
Roger Mas.

Por suerte, a la hora convenida los estallidos se alejaron los suficiente como para que el solsonés pudiera volver a mostrar su interesante trabajo ante una audiencia que ocupaba todas las sillas previstas. Más allá muchos paseantes, turistas en su mayoría, se agolpaban curiosos atraídos por las extrañas sonoridades de tibles y tenoras.

Mas desestructura la cobla, por momentos la aleja de su propia esencia y en otros aprovecha su enrome potencial para puntuar sus canciones.

Una propuesta interesante pero esa noche donde se cocía el bacalao era en la plaza de Catalunya. Más de cuatro mil personas se agrupaban ante el enrome escenario para descubrir que África también existe en Barcelona. Y descubrirlo de la mejor manera: a golpe de ritmo y de baile. Atractivo y seductor.

Con el nombre de Africants la asociación Espai Àfrica-Catalunya presentó cinco grupos africanos que viven y trabajan (cuando pueden) en la ciudad de Barcelona conservando sus raíces más tradicionales en nuestro entorno urbano. Comenzó la kora del guineano Nino Galissa, siguió la voz de Burkina Faso de Masara Traoré y el ritmo caliente y tremendamente contemporáneo del caboverdiano Bino Barros.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Hasta ahí interesante, muy interesante, pero todo cambió con la explosión volcánica de Nalle Club. Un numeroso grupo de percusionistas y bailarines de Costa de Marfil que dejaron a todo el mundo con la boca abierta. Un ritmo implacable y unos movimientos imposibles de imitar en una propuesta colorista que atrapó desde el primer golpe de jembé.

Y la guindilla la pusieron Kwame Afrovibes, otro numeroso grupo interracial liderado por el guineano Kawane Adzaku que practican un afro beat tremendamente contagioso que puso a bailar a toda la plaza.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_