Experimento con clásica en el Palau

Parece que no todo está inventado. Tampoco en la música clásica, que “parece haberse quedado con el rito del siglo XIX, con los músicos serios y con frac”, decía ayer Enrico Onofri, director de MozArt: rèquiem d’ombres, que abrirá la temporada del Palau de la Música este sábado. Se trata de una unión temporal de dos de los baluartes de la cultura catalana: la Orquestra Simfònica del Vallès y la legendaria compañía Comediants.

Los músicos se trasladaron a los cuarteles de la compañía de teatro en Canet de Mar (Maresme), donde empezaron a experimentar desde cero, según el presidente de la orquesta, Jordi Cos. Pero ¿qué pretenden hacer todos estos artistas juntos? Pues “reforzar la música enseñando a los músicos y los cantores del coro a expresar el dolor, el sufrimiento y la liberación de la obra no solo a través de las notas, sino utilizando todo su cuerpo”, avanzó Jaume Bernadet, director de Comediants.

Pero no habrá despistes, apuntó Onofri, “porque lo importante es la música”. El director de esta singular función quiso subrayar que “es positivo adaptarse y abrir el prisma para llegar a más gente”, y añadió que hay obras que pueden “reforzar su discurso musical a través de un movimiento escénico”. Onofri, concertino del reconocido grupo Il Giardino Armonico, dijo con humor: “La música teatralizada hace tiempo que está inventada y se llama ópera, pero nosotros queremos hacer algo diferente”.

La colaboración entre ambas formaciones artísticas, que se puede repetir en el futuro, se completa esta temporada con la interpretación de dos actuaciones: el Réquiem de Gabriel Fauré y El cascanueces, de Piotr Chaikovski.

Bernadet también quiso destacar que es un reto importante, ya que los músicos (y los miembros del coro del Orfeó Català) son los verdaderos protagonistas. Según el director teatral la histórica compañía, que cumple 40 años, ha tenido que trabajar cómo situarse en la escena dentro de unos parámetros concretos. “Estar siempre en situación” es lo que más ha predicado Bernadet durante la experimentación con la Orquestra Simfònica del Vallès.

Los músicos no serán actores, pero han aprendido a expresarse mejor

Todo el programa del concierto inaugural de esta temporada se dedica a Mozart. Es un recorrido por su vida que empieza con uno de sus primeros trabajos, la Sinfonía número 10, que compuso de niño, y acaba con su última obra, el Réquiem. Entre las dos piezas se estrenará The flower is a key (A rap for Mozart), una pieza compuesta e interpretada por Sergio Cárdenas, actor y cantante mexicano que actúa como hilo conductor del programa.

El director general del Palau de la Música, Joan Oller, no quiso destapar nada, pero subrayó la “excelente” adaptación de Onofri y la “sorprendente” puesta en escena de Comediants.

Así abre el fuego el Palau de la Música, cuya programación musical para la temporada 2012-2013 también contará con algunas de las grandes batutas internacionales, como Zubin Mehta, René Jacobs, Vladimir Ashkenazy y Marc Minkowski.

Siguiendo con su apertura a nuevas disciplinas, el Palau acogerá el proyecto gestado en vida de Antoni Tàpies, que este año habría cumplido los 90, y propondrá del 25 de mayo al 4 de junio un itinerario por espacios del auditorio modernista de acuerdo con su admiración por Wagner. Esta exposición coincidirá con el concierto conmemorativo del bicentenario de Richard Wagner, dirigido por Marc Minkowski.

Entre los 90 conciertos programados destaca el retorno, 11 años después, de la Filarmónica de Viena —el 29 de septiembre— bajo la batuta de Daniele Gatti, en el concierto inaugural del ciclo Palau 100, en el que interpretará la segunda y cuarta sinfonías de Brahms. También sobresale Iván el Terrible, de Prokófiev, que contará con la participación de la contralto Uwa Podles y el actor Sergi López como narrador.