Bocetos de un pintor cibernético
Una muestra reúne las pruebas en tinta de la obra modular de Manuel Barbadillo
A punto de cumplirse los 10 años de la muerte de Manuel Barbadillo (Cazalla de la Sierra, Sevilla, 1929-Torremolinos, Málaga, 2003), la Fundación Unicaja, en colaboración con su viuda, Jane Wever, y la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga, ha rebuscado en su estudio para organizar un homenaje a este artista andaluz, considerado como uno de los grandes creadores del siglo XX dentro de la abstracción geométrica e impulsor del arte modular y cibernético.
La muestra Manuel Barbadillo. Obra modular 1968-1979/ 1979-1984, que se exhibe hasta finales de diciembre en la sala Siglo de Málaga, reúne 46 bocetos correspondientes a las dos primeras etapas de la obra modular de Barbadillo. Son dibujos realizados entre 1968 y 1984. Se trata de un repaso por 16 años de trabajo, de investigación y de pruebas todas realizadas de forma manual, a pesar del acercamiento que el artista ya tenía, desde los sesenta, con el ordenador. Comprende un periodo intermedio entre la utilización del ordenador del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid (1968) y sus primeros tanteos en solitario con esta nueva tecnología.
La exposición descubre sus trabajos antes de usar el ordenador
“Son años complejos, de duro trabajo, pero que vienen marcados por la fluidez, la continuidad y la evolución siempre constante de su obra. El empleo del ordenador era para Manuel Barbadillo una magnífica herramienta de trabajo, similar al lápiz o al pincel. El carácter combinatorio de sus módulos permitían un tratamiento informático que le evitaba una labor repetitiva y tediosa de combinación, reservando en todo momento el papel creador al artista”, explica Inmaculada España, comisaria de la muestra, que también incluye algunas obras con un marcado carácter figurativo y expresionista que se salen del más puro trabajo modular y en las que Barbadillo rinde tributo, por ejemplo, a Picasso.
Bocetos sobre papel milimetrado realizados en tinta negra en los que se pueden observar las anotaciones, cálculos y correcciones que Barbadillo realizaba mientras cocinaba sus obras, presentes en la muestra a través de dos grandes lienzos en acrílico, Nasar (1968-1979) y Coriona (1979-1984).
“Corresponden a las etapas que se exhiben con el fin de que el espectador pueda ver el resultado de tantas horas de combinación de módulos sobre papel cuadriculado, desechando unos o aceptando otros hasta ser del gusto del artista y ser llevados al lienzo”, añade Inmaculada España.
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