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El Dcode del hedonismo

The Kooks, Django Django, Capital Cities y Supersubmarina atrapan al público más joven y elevan el tono festivo junto a las 20.000 almas que llenaron Cantarranas en la Complutense

El cantante de The Killers, Brandon Flowers, durante el concierto que la banda estadounidense ofreció ayer en el festival Dcode.
El cantante de The Killers, Brandon Flowers, durante el concierto que la banda estadounidense ofreció ayer en el festival Dcode.CLAUDIO ÁLVAREZ

Como si de santificar el sábado sabadete se tratara, los asistentes a la segunda jornada del Dcode se encontraron con un menú mucho más chisporroteante, carnal y hasta epicúreo que el de la víspera. De pronto, tal que en un postrer arrebato de orgullo veraniego, el campito universitario de Cantarranas se consagró al comparativo de superioridad: hubo más calor, más asistentes (unos 20.000) y sensiblemente más jovenzuelos, más bailoteo, más predisposición a socializarse, que luego esta ciudad, en invierno, se vuelve muy friolera. Incluso más botellón en los alrededores: en tiempos de penurias, uno puede apañarse con el rítmico barullo que llegaba desde la explanada.

Si Kings of Convenience o Sigur Rós nos habían hermanado el viernes con la melancolía, The Kooks, Django Django o The Killers, al cierre de estas líneas, se encargaron ayer de congraciarnos con las corrientes hedonistas. Sobre todo Django Django, otra de esas bandas que, desde Vampire Weekend, han descubierto que los ritmos africanos de Graceland siguen siendo, 26 años después, un filón irresistible. Uniformados con camisetas azules y burdeos de diseño casi marbellí, estos escoceses ofrecieron por vez primera en Madrid esa psicodelia electrónica con la que han enamorado a la prensa londinense. Son divertidos y desprejuiciados, y tan pronto recuerdan a Syd Barrett como a Beta Band o ¡Proclaimers! De acuerdo, las cinco estrellas en The Guardian son una hipérbole, pero nadie está libre de que un día le sobrevenga la euforia.

No merecerían mucha peor suerte los madrileños Fira Fem, joven cuarteto madrileño que sorprendió a los pocos valientes que se atrevieron con la solanera de las seis. Ellos también han descubierto, como Caribou, que la electrónica no es incompatible con la melodía. La representación española se completó con los jiennenses Supersubmarina, que parecen caerle bien a todo el mundo, o los aún más interesantes The Right Ons, estupendos en su rock cada vez más encabronado.

A la altura de The Kooks, Cantarranas era ya un hervidero. El cuarteto de Luke Pritchard es directo, pegadizo y tan británico como los escándalos en la familia real. Arrancó con un Seaside pausado, pero a partir de ese momento Pritchard no paró de saltar y agitar sus rizos por todo el escenario. Quizás nunca sea ni la mitad de brillante que Ray Davies, pero sus primeros éxitos (Ooh-La, She moves in her own way, Always where I need to be) hicieron estragos entre la chavalería.

A renglón seguido, y ya que estábamos hedonistas, el dúo angelino Capital Cities entregaba con Safe & sound la píldora más bailable de esta edición. Los máximos responsables del Dcode agradecieron la acogida del público “pese al 50% de paro juvenil y la subida terrorífica del IVA”. ¿El futuro? “El festival es un éxito y habrá tercera edición el año que viene”, señaló el codirector, Roberto Grima, categórico.

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