Cospedal modula su discurso contra el trasvase al Segura frente a Fabra

“El agua no es de quien la ve pasar por delante sino de quien la necesita”, reconoció ayer la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en la clausura de la Escuela de Verano que el PP ha celebrado en Gandia. Cospedal recogía así las palabras pronunciadas la noche anterior por el presidente valenciano Alberto Fabra, cuando reivindicó el agua del Tajo en un momento en el que el Gobierno de Mariano Rajoy busca un gran pacto del agua entre sus propios barones autonómicos.

Y no parece fácil. Cospedal, en tanto que presidenta de Castilla-La Mancha, ha mantenido en el tiempo un discurso duro en defensa del agua para su comunidad y en contra del trasvase del Tajo al Segura. En 2011 recurrió en los tribunales la última transferencia de agua a la cuenca del Segura aprobada por el Gobierno socialista. Su rotunda oposición al trasvase le ha valido no solo la antipatía de los regantes alicantinos y murcianos sino de sus compañeros de filas en el PP valenciano.

Ayer, en Gandia, hizo un esfuerzo de contención para no enturbiar unas jornadas políticas que pretendían trasladar al exterior un PP unido frente a lo impopular de su política de recortes. No es momento de abrir nuevas guerras en el seno del partido, y la del agua es de las más crudas. La secretaria general del PP ubicó la redacción de un nuevo Plan Hidrológico Nacional —que se encarga de consensuar el ministro Miguel Arias Cañete— dentro del paquete de nuevas leyes que prepara el Ejecutivo de Mariano Rajoy. “El Gobierno hará un plan hidrológico que garantice el agua en toda España”, dijo tras reconocer que Valencia necesita agua, pero también Castilla-La Mancha, Andalucía y el resto.

Arias Cañete se ha comprometido a ponerse a trabajar en un nuevo Plan Hidrológico Nacional (PHN) en 2014, una vez consensuados los planes de cuenca. Precisamente, los del Tajo y el Segura están entre los más conflictivos.

"Todos tenemos que remar en la misma dirección", dice el presidente

A propósito de las demandas soberanistas del presidente catalán Artur Mas, la secretaria general del PP aseguró que “se equivoca si quiere abandonar el barco y a la vez pedir un flotador”, y calificó de incomprensible que “con una mano se pida la independencia y con la otra ayuda a una grave situación financiera”. Cospedal matizó, pese a todo, que la solidaridad de España con Cataluña no está en duda. Por último, Cospedal defendió de forma escueta sus políticas de austeridad, una de ellas, retirar el sueldo a los diputados castellanomanchegos: “Es momento de trabajar más y probablemente cobrar menos”.

El presidente Fabra, que habló antes que Cospedal, montó un discurso parecido al de la secretaria general. El presidente valenciano dijo que había que arrimar el hombro en estos momentos de crisis y remachó que su gobierno está haciendo los deberes, es decir, conseguir cerrar este año con un déficit de 1,5. Fabra adoptó el discurso de la responsabilidad y aparcó el de la reivindicación. En este sentido, defendió que a la conferencia de presidentes autonómicos prevista el próximo 2 de octubre, solo cabe una propuesta de todos los responsables autonómicos y es “tirar todos juntos del carro” para sacar al país y a las autonomías de la crisis económica. Las demandas de mejora del sistema de financiación autonómica tendrán que esperar, como se han aceptado las de congelación de inversiones en infraestructuras.

El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, el primero en intervenir en la última jornada de la Escuela de Verano del PP, defendió la política de ajustes del Gobierno e insistió en que España no ha llegado a su meta “y tenemos que seguir reformando para salir de la crisis”.