“No he recibido nada”, dice un herido de la explosión pirotécnica de Azcárraga
Una veintena de perjudicados por el accidente pirotécnico de hace cinco años comienza a declarar en el juzgado
José Aguilar, que tiene hoy 49 años, se pasó más de uno entrando y saliendo del hospital a causa de la explosión de la furgoneta con productos pirotécnicos que estalló en 2007 en la calle Azcárraga de Valencia. Aguilar fue uno de los 20 testigos que ayer declararon en la sala de lo Penal número 2 de Valencia, donde se juzga lo sucedido el 16 de febrero de aquel año.
Este empresario, propietario de una consultora de publicidad ubicada a pocos metros del casal fallero, relató lo que sucedió aquel día. “Estaba en la calle, a pocos metros del vehículo, hablando por el teléfono móvil y cuando advertí el peligro corrí y me alejé todo lo que pude”, contó ayer.
La onda expansiva provocada por la explosión le dio de lleno y lo lanzó varios metros. Acabó con un trauma acústico y enfisema bulloso, del que fue intervenido. A día de hoy no ha recibido ninguna indemnización ni de la Pirotecnia Quilis ni de la Falla Azcárraga-Fernando el Católico. El trabajador de la pirotécnica encargado de colocar los fuegos y el entonces presidente de la falla se sientan como acusados de un delito de lesiones y de imprudencia. El suceso acabó con una veintena de heridos y daños de consideración en decenas de viviendas de alrededor y no fue mortífero gracias al solar que había junto a la furgoneta que absorbió gran parte del efecto de la explosión.
Local destrozado
El local que ocupaba —alquilado— quedó destrozado “y yo tuve que levantar de nuevo mi negocio desde mi sofá, debido a los problemas de salud derivados del accidente”. Nadie le ha dado nada: “Nada de nada, cero”, dijo en los pasillos. Por ser exactos, una aseguradora le ofreció 1.500 euros pero la oferta le pareció una burla.
Detrás de él vino una sucesión de propietarios de pisos dañados por la explosión. Es el caso de Aranzazu Álvarez, que estaba trabajando, y cuando llegó se encontró con grietas, el parqué levantado, el aire acondicionado roto y otros daños. A diferencia de Aguilar, a esta propietaria una de las compañías aseguradoras le indemnizó con 5.729 euros, que ya ha recibido. Valentín Andújar, otro vecino de la calle Azcárraga, vio dos de las habitaciones de su casa, las que daban a la calle, destrozadas.
Y así hasta cerca de 20 perjudicados, de los que la mayoría ha recibido la compensación económica. Todo apunta a que el número se reduzca pero, en principio, hay citados 460 testigos perjudicados. Hacia final de mes está previsto que comience otro tipo de pruebas relacionadas con la posible causa de la explosión.
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