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La condena internacional amenaza el parque eólico marino de L’Ametlla

El Congreso Mundial de Conservación critica el plan por afectar a un ave en riesgo de extinción. La moción puede frenar la financiación internacional

Zona de L’Ametlla de Mar frente a la que el IREC prevé instalar el parque eólico marino.
Zona de L’Ametlla de Mar frente a la que el IREC prevé instalar el parque eólico marino.JOSEP LLUÍS SELLART

La energía eólica marina en España nunca acaba de despegar. El primer proyecto experimental en la costa de Tarragona, frente a L'Ametlla de Mar (Baix Ebre), está a punto de recibir un varapalo internacional a través de una resolución de condena del Congreso Mundial de Conservación que se celebra en Jeju (Corea del Sur). La crítica que realiza el congreso es que afecta a la principal zona de la pardela balear, un ave en peligro crítico. Aunque la resolución no tenga carácter vinculante, sí tiene suficiente poder simbólico como para frenar la financiación del Banco Europeo de Inversiones y para sembrar dudas sobre el proyecto. La Generalitat de Cataluña, que impulsa los dos aerogeneradores, critica que este parezca el principal problema ambiental en España.

La ONG ecologista SEO/Birdlife presentó ante el congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) una moción en la que pedía el traslado del Proyecto Zèfir, un parque experimental con el que Cataluña pretendía abrir camino en el campo de la energía eólica marina.

La UICN es un organismo extraño, que agrupa a unos 170 Estados y cientos de ONG. El resultado son congresos enormes en los que se debaten más de un centenar de resoluciones. Estas deben ser aprobadas por la mayoría de los países y de las ONG. Aunque no tengan carácter vinculante, sí tienen poder simbólico, porque de alguna forma las han apoyado los Estados.

En este congreso (al que este diario ha sido invitado), la más polémica para España es la que ha presentado la ONG SEO/Birdlife, que pide a los Gobiernos catalán y español que “no autoricen el proyecto eólico Zèfir”, próximo al delta del Ebro. Considera que el proyecto es incompatible con la conservación de la pardela balear. La moción, aún sujeta a cambios para suavizar su redacción, recuerda que el lugar elegido es un área relevante para la conservación de 11 especies marinas y “recomienda a las autoridades españolas buscar un emplazamiento alternativo”.

Juan Carlos Atienza, de la SEO, insiste en Corea en que su oposición se dirige al emplazamiento, no a la energía eólica marina: “Por muy bueno que sea el proyecto, no se puede poner en cualquier lugar (...). El delta del Ebro es el espacio más importante para las aves marinas de todo el Mediterráneo y en él no solo hay muchas especies amenazadas, sino que se encuentran en él porcentajes muy grandes de su población y, por tanto, un impacto inesperado puede poner al borde de la extinción una especie o una población”.

Atienza señala que la Península tiene miles de kilómetros de costas y que según “las lecciones aprendidas en la eólica terrestre, en los parques eólicos más peligrosos, solo unos pocos molinos, el 10%, matan a más del 70% de las aves”.

Oposición unánime en L’Ametlla al parque eólico frente a sus playas

A primeros de año, por unanimidad, el pleno del Ayuntamiento de L’Ametlla, población de unos 5.000 habitantes gobernada por CiU, se pronunció contra el Proyecto Zèfir y pidió su retirada porque las instalaciones podían dañar los dos pilares económicos del municipio: el turismo y la pesca. A principios de verano se inició una campaña de recogida de firmas y ya se han logrado 10.000.

El Ejecutivo catalán anunció el plan el 23 de diciembre de 2011 y el Parlament, a final de marzo pasado, aprobó una moción de CiU que defendía el Proyecto Zèfir. Sin embargo, en el texto también se especificaba la necesidad de buscar consenso con las Administraciones locales afectadas, en clara alusión al Ayuntamiento de L’Ametlla de Mar, pues el Consistorio no tiene competencias mar adentro.

El Proyecto Zèfir se ubicaría frente a la urbanización Les Tres Cales y Cala Nova. Lo impulsa el Instituto de Investigación en Energía de Cataluña (IREC) y en una primera fase prevé la instalación de cuatro aerogeneradores a menos de tres kilómetros de la costa y anclados a 45 metros de profundidad. Cada molino sobresaldrá 195 metros del nivel del agua, sus aspas medirán 75 metros y tendrán un a potencia de 20 megavatios. En una segunda fase, se instalarán, 20 kilómetros mar adentro, hasta ocho molinos más, con el doble de la potencia de los primeros.

La Generalitat asegura que es “un plan piloto situado fuera del delta del Ebro”

SEO/Birdlife es la única ONG española presente en Corea y lo sorprendente es que ha topado con Cataluña, la única comunidad que ha acudido al congreso. Así que, con buenas formas pero con recelo, se cruzan por los pasillos con Marta Subirà, directora de Políticas Ambientales de la Generalitat. Esta muestra su enojo por tener que defender en Corea el proyecto experimental como si fuera el más grave problema ambiental de España: “Es un proyecto piloto experimental promovido por un centro público de investigación, que pretende precisamente testar su viabilidad antes de acometer un parque eólico de mayor envergadura. En la fase 1 estamos hablando de dos más dos aerogeneradores situados fuera del delta del Ebro, no dentro”. Subirà esgrime estudios según los cuales la pardela balear vuela por debajo de 30 metros, cuando las palas estarán entre 25 y 30.

Subira recuerda que empresas españolas están embarcadas en ambiciosos planes de energía eólica marina en el Reino Unido, mientras que aquí no avanza el proyecto piloto. El Proyecto Zèfir tiene una declaración de impacto ambiental aprobada el 3 de julio y está pendiente de recibir financiación europea dentro de un proyecto que decide la Comisión Europea. La condena en Jeju haría muy difícil que recibiera esos fondos, admiten las partes.

La energía eólica marina se ha visto frenada en España por la falta de plataforma continental para albergar molinos lejos de la costa. Además, las críticas del sector turístico y de los pescadores han paralizado proyectos en Cádiz.

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