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La televisión desaloja a la radio del Festval

Fiestras baraja una “segunda edición” en primavera que “podría ser en otra ciudad”

El escritor Boris Izaguirre, el pasado sábado en la alfombra del Festival de Televisión.
El escritor Boris Izaguirre, el pasado sábado en la alfombra del Festival de Televisión.adrián ruiz de Hierro (EFE)

El Festival de Radio y Televisión de Vitoria ha dado carpetazo definitivamente, en su cuarta edición, a la radio. La clausura de la cita el pasado fin de semana certificó la consolidación del evento en el panorama televisivo nacional y, al mismo tiempo, la caída de la rama del festival dedicada a los espacios radiofónicos, un medio que tan sólo tuvo un eco reseñable en las dos primeras ediciones. El cierre de la cuarta ha servido también para que la organización baraje la “hipótesis”, según su director, Joseba Fiestras, de crear un festival “más pequeño” en primavera, en el que tengan cabida los estrenos de los primeros meses del año. Esta especie de segunda edición “podría ser en otra ciudad”, reflexiona Fiestras.

De la radio no queda más que el nombre de la página web, que sigue siendo www.festivaltelevisionyradio.com, pero ya desde la presentación oficial del evento en internet se habla de que "el Festival de Televisión de Vitoria es una iniciativa pionera", dejando de lado a las emisoras de radio. Lo mismo ha ocurrido con las actividades, que han alcanzado desde talleres para que los adolescentes de entre 12 y 14 años se inicien en la televisión conociendo los diferentes tipos de planos y aprendiendo a realizar entrevistas cámara en mano, hasta un trivial de la serie El Barco, pasando por jornadas sobre el futuro de una televisión que, lejos de vivir por y para un televidente pasivo, se enfrenta al reto de interactuar con el que está al otro lado de la pantalla, un usuario —un cliente— que compagina televisión e internet y que pide decidir por sí mismo.

El festival logra consolidarse como una referencia a nivel nacional

Los premios del Festval entregados el pasado sábado durante la gala de clausura también dejaron claro el destierro de la radio. Mientras que en otras ocasiones se ha premiado a profesionales de la radio y de la televisión, esta vez nombres que ya recibieron el premio Mainat de las anteriores ediciones, como los de Luis del Olmo o Julia Otero fueron desplazados por otros más claramente televisivos, como el actor Imanol Arias, la periodista Mercedes Milá —que, si bien pasó por la radio, es reconocida por su trabajo en la pequeña pantalla— o el programa de entretenimiento El Hormiguero. La clausura del Festval tuvo como protagonista inesperada a la periodista Ana Pastor, que acudió como acompañante de su pareja, Antonio García Ferreras, premiado por su programa Al rojo vivo. Pastor recibió numerosas muestras de cariño de los participantes en la gala, entre ellos Luis Larrodera, presentador de la misma.

Joseba Fiestras, director del Festval, explica que “en un primer momento entendimos que ambos medios podrían convivir, pero a la hora de mostrarlos en el festival, hemos visto que la televisión eclipsa a la radio”. Fiestras no descarta determinados “guiños” a la radio a través de premios a sus profesionales o de mesas redondas en las que se aborden sus retos.

Pese a este adiós a la radio, el evento finalizó ayer —se emitió el Gran Premio de Fórmula 1 de Monza desde los cines Guridi— siendo fiel a su máxima: el público y su gran demanda, los estrenos nacionales y la presencia de sus protagonistas. Con dosis parecidas de estrellas televisivas que en ediciones anteriores, con esa mezcla de caras conocidas perfectamente integrada en el tranquilo día a día de la ciudad —no fue extraño ver a Jordi Evolé hacer gala de cierta paciencia junto a la puerta de una tienda de ropa femenina, a Amaia Salamanca en los bares del casco viejo o a Andoni Agirregomezkorta paseando por la ciudad—, y con los estrenos de las nuevas temporadas de algunas cadenas.

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La ficción nacional ha sido la protagonista indiscutible de la cuarta edición del Festval junto con la presentación de nuevos programas de entretenimiento, también de producción española. Es en ese ámbito, el estatal, en el que el Festval ha tomado cuerpo y visibilidad antes de alcanzar el lustro. Con dos centenares de periodistas acreditados, en este sentido, medios del sur de España han calificado el evento como “el más importante escaparate de producción televisiva nacional”. La ruptura de las barreras nacionales para abarcar el ámbito internacional parece sonar lejos. La razón no es otra que la necesidad de lograr una inversión que, hoy por hoy, se antoja difícil de conseguir. “La economía es lo único que nos separa de la internacionalización”, confirma Fiestras, “no tenemos los medios suficientes para traer estrellas de Estados Unidos y, aunque hemos intentado estrenos de series extranjeras, si sus protagonistas no vienen, no funcionan en el festival”. El Festval ha trabajado este año con 50.000 euros menos, un descenso del 17% que se ha notado en su arranque, un tanto discreto ante la falta de una gala inaugural. También se ha prescindido de una iniciativa destinada a proyectar producciones audiovisuales que no tuvieran cadena para tratar de encontrarla.

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