Más mestizaje que fusión en la Bienal
Arcángel y la orquesta barroca Accademia del Piacere actúan en el Alcázar
El Real Alcázar de Sevilla se abrió este lunes para convertirse en el epicentro de la Bienal de Flamenco. Diez años ha estado cerrado a los espectáculos de la Bienal y, anoche sus muros acogieron a la bailaora Manuela Carrasco con Raíces de Ébano dentro del ciclo Diálogos en el Alcázar. Hoy, el cantaor onubense Arcángel unirá el flamenco con los compases de la música antigua de la orquesta barroca Accademia del Piacere en el espectáculo Las idas y las vueltas, un proyecto con dos años de historia pero que sigue evolucionando después de haber estado de gira por Centroeuropa.
Arcángel y el director de música barroca Fahmi Alqhai presentarón este lunes el espectáculo en el Convento de Santa Clara, en el que explicaron que Las idas y las vueltas nada tiene que ver con el que estrenaron en el Festival de Granada. En el montaje participa Patricia Guerrero, primera bailarina del Ballet Flamenco de Andalucía, ocho músicos barrocos, tres flamencos y el cantaor. Según Arcángel se debe a que “se han buscado los nexos de unión entre ambas músicas” con “respecto a la tradición, pero con un pie puesto siempre en el futuro”.
“Hemos puesto corazón y trabajo, y nadie queda indiferente, y hemos logrado crear comunicación y espectáculo con una fórmula abierta”, en el que “el 90% del tiempo” tocan juntos “músicos clásicos y flamencos”, matizó el cantaor.
El sábado 8se estrena ‘De Triana a las Tres Mil. Boboterías’
La palabra fusión no le asusta a Arcángel, ya que ninguna música prima sobre la otra en el espectáculo. Alqhai prefirió hablar de “mestizaje” antes que de fusión. Para el director este concepto se utiliza mal, además de que la primera alude al título de Las idas y las vueltas, ya que “tanto los músicos de la Accademia como los flamencos han buceado en los cantes más arcaicos y en composiciones de cinco siglos que fueron a América y regresaron, de ahí el espectáculo”, informa Efe.
Por eso, según Alqhai, “aquellas composiciones se mezclaron con sones negros y ritmos indios y fueron enriqueciéndose a medida que incrementaban sus idas y venidas por el Atlántico”, de ahí que este espectáculo amplíe “las fronteras” y permita formar “un conjunto común del alma y de la parte viva de las dos músicas” partiendo de una mezcla de “melodías de hasta el siglo XV con los albores del flamenco”.
El director de la Accademia calificó de “solemne tontería” la creencia de que existe una “música culta”, como es el caso de la música antigua también denominada barroca, y de otra que no lo es, como el flamenco. Es más, Alqhai lamentó que existan numerosos músicos clásicos que son incapaces de “salirse del papel” y que “jamás hayan improvisado nada a lo largo de su carrera artística”.
En su semana inaugural, la Bienal de Flamenco no solo exhibe mestizaje, sino que también abre los más de diez espacios de la ciudad a nuevas creaciones, como al estreno absoluto del espectáculo, el sábado 8 en el Hotel Triana, De Triana a las Tres Mil. Boboterías. Cante, toque, baile y compás dirigido por Engenio Iglesias y José Jiménez Bobote.
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