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Bajo la fuerza telúrica del Montgó

Más allá de sus preciosas calas, la población alicantina convive con la omnipresencia del macizo

Ferran Bono
El Montgó y La Plana son omnipresentes en Xàbia. En la imagen, la playa del Arenal, con el macizo al fondo.
El Montgó y La Plana son omnipresentes en Xàbia. En la imagen, la playa del Arenal, con el macizo al fondo. JESÚS CÍSCAR

Siendo adolescente, le pedía al padre de su amiga que la dejara dos manzanas antes de su casa. Quería evitar que viera dónde vivía. Su finca, en la que vivían familias de extracción humilde, no tenía nada que ver con la de su amiga, situada en un barrio biende Valencia. Llegaba el fin de curso y la joven ansiaba volver al chalé de su amiga en Xàbia como invitada. El verano anterior había sido increíble: todo el día buceando en preciosas calas a las que accedía en los barcos de los amigos de su amiga; todas las noches saliendo, soslayando las miradas de los niñatos en los garitos de la playa, esperando en la orilla del mar el momento de subir al cabo...

Pistas

Para conocer  un yacimiento a 375 metros de altura. La Cova del Barranc del Migdia está a 375 metros de altura en el Montgó. Su acceso es muy complicado y las visitas tampoco son recomendables para la investigación arqueológica de este importante yacimiento funerario de más de 4.600 años con pinturas rupestres patrimonio de la humanidad. Por ello, la Fundación Cultural Cirne ha promovido un programa en 3D y un vídeojuego para visitar y conocer la gruta. Se instalará en el Museu Soler Blasco de Xàbia, que ayer abrió al público, precisamente, la exposición Art i mort al Montgó; la Cova del barranc de Migdia. Más información: www.ajxabia.com y fundaciocirne.org.

Para elegir playa. La oferta de playas y calas es tan amplia como variada. Predominan las de piedra como La Granadella, El Portixol o Cala Blanca, siendo la del Arenal una de las más concurridas. Más información: xabia.org

Para comer y salir.  Xàbia dispone de múltiples restaurantes y bares, muchos de ellos frente al mar, en la montaña o en el agradable núcleo histórico. La tasca Rebotica, en el centro; La Cantina del Puerto; Los Remos y La Perla, en el Arenal; Hellín, en el Montañar; o La Casa della Pasta, en la carretera de la Nao, son algunas propuestas contrastadas. La noche es pródiga en garitos y discotecas, emplazados también en lugares privilegiados. En el Montañar se mantienen los clásicos Montgo di Bongo, La Siesta, La Esquina o La Sal; en el segundo, Carpe Diem, entre otros. La incombustible discoteca La Hacienda continúa en La Plana, El Molí ha resucitado y Achil sube en el Arenal.

Muchos años después aún recuerda con nitidez cómo irrumpía el amanecer mientras bailaba en la terraza de la discoteca del cabo de Sant Antoni. Y el indeleble impacto visual que provocaba la repentina presencia del macizo del Montgó, cuyos rotundos contornos se disolvían en la ascensión nocturna hacia La Plana. De aquella época, de la que hoy se avergüenza de muchas cosas, le queda una estima imperecedera por Xàbia, por sus numerosas y diversas playas y calas, por las calles del centro histórico que se extiende en torno a la sobria iglesia gótica de San Bartolomé, por sus coques de dacsa (de maíz) amb tonyina i tomaca (atún y tomate), por los pescaditos frescos del puerto, por el arròs a banda con la piel aún ribeteada de salitre…

Siente una atracción magnética por el omnipresente Montgó y por La Plana, su inmediata meseta que prolonga las últimas estribaciones de la cordillera bética hasta precipitarse en el mar en un impresionante acantilado. Desde allí, el viento apenas la dejó fumar su primer cigarrillo mientras intentaba atisbar la silueta de Ibiza. “Lo que sientes es la fuerza telúrica del Montgó”, le comenta sonriendo su vieja amiga, que hoy practica y enseña yoga en las faldas del macizo.

La montaña de 753 metros de altura guarda sus secretos. Las últimas excavaciones arqueológicas en la Cova del Migdia, en la que sólo entra el sol a esa hora, han hallado enterramientos humanos de 4.000 años relacionados con las pinturas rupestres de sus paredes. Un hallazgo extraordinario sobre las costumbres funerarias de los nuestros antepasados….

También La Plana (o Les Planes) es extraordinaria. Jalonada por antiguos molinos de viento que sin aspas se asemejan a torres vigía (la acción ciudadana reivindica su protección) y por el faro de Sant Antoni, es un pequeño paraíso mediterráneo, una isla de tranquilidad entre dos continentes turísticos. La carretera de acceso, que une Dénia y Xàbia a través del cabo, participa de su deslumbrante belleza: a un lado, el parque natural del Montgó, al otro, el Mediterráneo.

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Calles del atractivo casco histórico de Xàbia.
Calles del atractivo casco histórico de Xàbia.jesús ciscar

Bajando de La Plana, las panorámicas de la bahía de Xàbia son espectaculares, como lo son las vistas desde el Cabo de la Nao, en el extremo sur de la localidad alicantina que en la Guerra de Sucesión (1702-1713) optó por el bando borbónico (botiflers) frente al austriacista (maulets) al que pertenecía la mayoría de la comarca de La Marina, lo que le reportó privilegios.

Hoy son muchos los madrileños que veranean en Jávea, si bien el fuerte incremento de su población en los últimos años procede del norte de Europa. De sus 33.000 habitantes censados, más de la mitad son extranjeros y de ellos, casi 7.000 británicos y unos 2.000 alemanes. Consolidado como destino de turismo residencial, motor de su economía, Xàbia multiplica casi por cinco su población en verano. Abundan familias con un nivel adquisitivo elevado y las casas de amplios porches con arcos de piedra en urbanizaciones que huyen de la masificación vertical, no tan extendida como en otros enclaves costeros valencianos.

La referencia vertical de Xàbia es el Montgó, que extiende su manto protector, ahuyenta los fríos vientos invernales, propicia un microclima con una temperatura media entre los 17 y los 22 grados, y transmite su fuerza telúrica. No sólo a su amiga.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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