Días de delirio en la plaza
La cantante andaluza está preparando su tercer disco, que saldrá a la venta en 2013, entre concierto y concierto. Camina por la ciudad en busca de la calma y el recuerdo de sus raíces
1. Templo de Debod. Es una maravilla caminar o sentarse en el césped de este parque a charlar. Es el lugar ideal para soñar y arreglar el mundo. Me lo presentó un amigo cuando llegué a Madrid hace unos cuatro años y se convirtió en el sitio perfecto para estar conmigo misma. Voy a relajarme, sin guitarra ni nada que tenga que ver con el trabajo.
2. Café Central. Tiene ese ambiente parisino. De hecho, al entrar, da la sensación de estar lejos de Madrid, en otro país. Es perfecto para evadirse. Sencillo, pero elegante a la vez. Me recuerda mucho al Jazz Corner, un local de jazz que está en Sevilla. Tengo muchas ganas de tocar aquí. Lo tengo pendiente. Es un sueño aún por cumplir. (Plaza del Ángel, 10)
3. Los estudios de Montepríncipe. Tengo muy buenos recuerdos porque allí hicimos varias grabaciones en directo con toda la banda. Es mi manera preferida de grabar. Disfruté como una niña con zapatos nuevos. (Montepríncipe, 25)
4. Lolina. Es un café muy retro y, también muy de invierno. Es perfecto para tomar un poleo con un sandwich y charlar con algún amigo que hace tiempo que no ves, con calma y sin presiones. (Espíritu Santo, 9).
Una artista de los cincuenta
Virginia Labuat (Linares, 1982), llegó a Madrid hace cuatro años. A sus 29 años, y después de ganar la sexta edición de Operación Triunfo, se ha convertido en una revelación de la música jazz, soul e incluso swing, un estilo que le apasiona.
4. Museo Reina Sofía. Tengo un recuerdo muy especial del museo. Unas amigas presentaron allí un proyecto artístico para invidentes relacionado con la pintura, la literatura y la música. Mi ex productor interpretaba con su piano las obras y luego sacaban conclusiones a través de las notas musicales. No he vuelto desde entonces, pero me llevé algo muy personal de un lugar muy abstracto. (Santa Isabel, 52).
6. Barrio de Los Austrias. Me encanta pasear por allí durante la noche. Me da la sensación de estar en otra época. Me relaja, me evade. Y también me recuerda al barrio sevillano de Santa Cruz. No se parecen en nada, sólo en la tranquilidad que me transmite. En parte, es como estar en casa. Me gusta alejarme de vez en cuando de la ruidosa Gran Vía.
7. Estación de Atocha. Pasar por Atocha implica estar en movimiento, ya sea por trabajo o por familia. Me gusta la imagen de estar en el andén, fumándome un cigarro y hablando con alguien por el móvil antes de salir. Lo que no me gusta es estar donde las tortugas, ahí va todo el mundo.
8. La plaza del Carmen. Cuando llegué a Madrid vivía en la calle de la Aduana, al ladito de esa plaza. Fue uno de los primeros lugares por donde paseé. Estaba un poco perdida. Eran días de delirio, de improvisar en mi mundo hecho de caos. Me sentaba en un café, que ya no existe, y observaba el ir y venir de la gente.
9. El Intruso Bar. Me siento como en casa porque puedo ir sola. Conozco a los camareros y ellos me conocen a mi. Hablo un rato con uno y luego con otro. Me siento cómoda. Ponen música afroamericana, que me encanta, y la estética es muy neoyorkina, muy elegante. Tiene una entrada un poco fea, con una puerta grande de madera pero el interior es genial. (Augusto Figueroa, 3).
10. Casa de América. Hacen conciertos increíbles. Es un lugar idílico para tocar, pero eso ya llegará. Tengo muy buen recuerdo de la última actuación que vi allí, era de Lido Pimienta y lo disfruté muchísimo. Además, el jardín es una maravilla. (Paseo de Recoletos, 2).
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