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AMAGOIA LOROÑO | BILBAÍNA DE HONOR

“Cualquier ciudad no ofrece un programa con 300 actos gratuitos”

La directora de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao cuenta cómo vive la Aste Nagusia tras su nombramiento

La Directora de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, Amagoia Loroño, ayer en Bilbao
La Directora de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, Amagoia Loroño, ayer en BilbaoLUIS ALBERTO GARCÍA

Amagoia Loroño (Bilbao, 1962) desborda vitalidad y no le importa en absoluto reconocer que está a punto de cumplir 50 años: “Cuanto más se vive mejor, ¡eso que has recorrido!”. La Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, que dirige desde que tomó el relevo de su padre, Josu Loroño, también conmemorará medio siglo el año que viene.

Pregunta. ¿Qué supone ser Bilbaína de Honor?

Respuesta. Además de una sorpresa muy bonita y emocionante, que al principio ni te crees, es un reconocimiento a lo que ha sido mi vida, a la labor al frente de la orquesta.

P. ¿En qué cambia su Aste Nagusia?

R. La verdad es que hago lo mismo que he hecho siempre: voy al teatro, a los musicales, a los toros, estoy por la calle con los amigos, me voy a la Pérgola, a las bilbainadas… Eso sí, procuro retirarme a tiempo porque si no la semana es larga.

P. ¿Lo mejor de las fiestas?

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R. Que no cualquier ciudad tiene 300 actos gratuitos. Me parece una programación densa y extensa con la que está cayendo y es de agradecer el esfuerzo. Y me gusta ver que cada vez hay más gente de fuera, el colorido que dan los visitantes me parece precioso.

P. ¿Qué es lo primero que pensó al recibir el nombramiento?

R. Te hace mucha ilusión, es todo un orgullo, porque yo soy de Bilbao de toda la vida y profeta de mi tierra, allá donde voy llevo el nombre de la ciudad con la Orquesta.

P. Además de Bilbao, su formación ha contribuido mucho a dignificar el acordeón.

R. Sí, no solo por el instrumento, sino también por el tema de los arreglos musicales, que son lo que lleva más trabajo y dedicación hasta que me quedo satisfecha. El acordeón, con ese timbre tan especial, está muy vinculado a la historia sentimental de mi vida.

P. Sigue el legado de su padre, Josu Loroño.

R. Sí. Aita fue un enamorado del acordeón y de sus posibilidades sonoras en un momento en que el instrumento lo tenía todo por hacer. Venía del piano, de la carrera clásica, pero en los años 50 le regalaron un acordeón, ¡y mira la que montó!

P. Era algo casi impuesto por el ambiente familiar, entonces.

R. Bueno, podía haberme dado por todo lo contrario, pero es que yo adoraba a mi padre. Había tal feeling desde pequeñita que ya estaba direccionada, pero no obligatoriamente. Era feliz entre bambalinas, atriles y maletas de acordeón. He tenido la suerte de estudiar y luego, llegar a casa y tener el bagaje de hacer la música en directo, el oficio desde abajo. Mi hija de 15 años y mi sobrino también han seguido la senda porque les encanta.

P. 12 años llevando la batuta...

R. Sí, y porque aita tuvo una larga enfermedad y hace cuatro años que murió, sino ahí seguiría con la batuta \[se emociona\]. Lo lógico era que mi hermano Asier y yo tomásemos el testigo.

P. ¿Qué planes tiene para celebrar el 50º aniversario?

R. Una exposición sobre la historia del acordeón, con más de 30 piezas de todo el mundo y con la historia de los 50 años de la orquesta, conciertos conmemorativos y muchas sorpresas.

P. ¿Le molesta que se destaque el hecho de que sea mujer?

R. Lo importante es que los conciertos funcionen, que emociones al público dando lo mejor de ti y que veas que disfrutan. ¿Eso tiene que ver con ser hombre o mujer? Yo no lo vivo así, es una cosa natural, no ha sido ni ventaja ni desventaja.

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