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Concentración en el IVVSA para conseguir un alquiler

Las ocho familias ‘okupas’ de Alfafar piden una entrevista

Algunos vecinos de los pisos ocupados de Alfafar frente al IVVSA.
Algunos vecinos de los pisos ocupados de Alfafar frente al IVVSA.JORDI VICENT

“Queremos piso, queremos piso, y si no me lo dan... yo me lo cojo”, palmeaban ayer al ritmo de sus tacones unos veinte vecinos de Alfafar concentrados frente al Instituto de Vivienda Valenciano (IVVSA), en la capital. Pertenecían a las ocho familias que llevan un mes ocupando varios pisos vacíos de protección oficial situados en el bloque conocido como la finca roja. Se reunieron por la mañana para solicitar formalmente y “con urgencia” una entrevista con el director del IVVSA. Para entregar y sellar la petición entraron siete representantes de las familias. Estas pretenden que las casas sin inquilinos se distribuyan, que no se queden paradas.

“Queremos que los repartan, que no estén vacíos”, expresaba junto a varios acompañantes Pedro Cortés, uno de ellos, “no nos negamos a pagar un alquiler, pero no entendemos que con tanta gente sin techo no los sorteen”. “Tengo un hijo de tres años, otro en camino y no me quieren dar una casa”, añadía otra. “Prefiero pagarme yo los arreglos pero al menos quedarme”.

Una vecina dice que "todos viven con sus padres y son unos delincuentes"

Los asistentes se volvieron a Alfafar porque alguien les avisó de que habían llegado tres furgonetas de la policía. Al llegar allí no había nadie. “Se acaban de ir. Han mirado, han apuntado algo y se han marchado”, contó una residente. Mientras, con la orden de desalojo prácticamente bajo el brazo, estas familias esperan “de un momento a otro” una nueva visita para echarlos. El procedimiento, según comentó Toni Valero, portavoz de la Koordinadora de Kolectivos de Parke Alkosa, será “permitir que hagan su trabajo” y no actuar con violencia. Hasta que se dé el caso, los vecinos decidieron colgar nuevas pancartas y realizar una asamblea el miércoles por la tarde. “Si vienen no es tiempo de valentía”, remarcó Valero. “No podemos pagar 22 euros cada vez que nos rompan la cerradura”, protestó Yolanda, la madre de una de las okupas.

Una vecina del barrio —que prefirió no dar su nombre “por miedo”— llamó más tarde a este diario para alegar que “todos viven con sus padres en pisos de cuatro habitaciones” y que “han llenado la calle de los trastos que han sacado”. “Tienen todo roto, se pasan todo el día en la calle y son unos delincuentes”, añadió, “si no tienen dinero para pagar, lo normal es que les echen”.

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