_
_
_
_
MARIJAIA Y CÍA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Marijaialyn

No sé qué pensar del cartel de fiestas. No tengo palabras. Y eso es raro en mí, porque normalmente las palabras me sobran, lo que me falta es pasta. Pero a veces pasan estas cosas, te pones a pensar en los grandes hitos del arte y no sé, como que te amilanas, y andas ahí dubitativa, en plan “no sabe, no contesta”, hecha una sosa.

Yo, cuando noto que no tengo una opinión firme sobre algo, suelo preguntarme qué opinará del tema doña Letizia. E inmediatamente pienso lo contrario. Para mí doña Letizia es casi un faro en la oscuridad. Y creo sinceramente que este cartel no le gustaría nada, porque doña Letizia va de “soy más fina que el coral y con qué estilazo luzco los modelitos que pagáis con vuestros impuestos” y la Marijaia del cartel es una ordinaria de cuidado, una camioneraza que da hasta miedo. Yo me encuentro con esta Marijaia en una noche oscura y echo a correr que no paro hasta Burgos. Cosa que no me pasaba con las de otros años, mira. Porque hasta ahora siempre había pensado que Marijaia era una gemela de la Duquesa de Alba, como ella misma se encargó de demostrar cuando se casó y salió a bailar con los bracitos en alto. “¡Mira, Marijaia!”, dije yo, mientras todo el mundo la ponía verde por hacer el indio así. Pero a mí me hizo gracia y desde luego, no me provocó ningún miedo. Debo admitirlo, a mí la Duquesa me provoca muchísimas cosas, pero miedo, lo que se dice miedo, no. Y en cambio esta Marijaia, con esas piernorras llenas de pelos que para sí quisiera el propio Muniain o cualquier otro chico de Bielsa, y esa cara tan extraña, que no se parece a nadie y menos a Marilyn, y esas bragas o calzoncillos o lo que sean, me da un yuyu que para qué. Pero ha creado polémica, ya ves, y eso tiene mérito, porque no hay nada peor en esta vida que pasar por ella sin que nadie se fije en ti, en tus patorras y en tus pelos. Y además, qué sería de la depilación láser si nadie reparara en las selvas capilares ajenas.

Fíjate lo que son las cosas, al final ha resultado que sí tenía una opinión, qué alivio. Y es que doña Letizia es mano de santo. Lo que vale esa mujer.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_