“La privatización provocará menos servicios y trabajo y más inseguridad”
Los ferroviarios protestan contra la liberalización del sector y los recortes
Los trabajadores del sector ferroviario de la Comunidad Valenciana secundaron ayer la huelga estatal cumpliendo los servicios mínimos. Las protestas contra la privatización de Renfe y los recortes que afectan a salarios y días libres, sin embargo, apenas se notaron en ninguna de las tres ciudades. En todas el día transcurrió con normalidad, salvo por los contratiempos propios de un servicio reducido a la mitad. El periodo vacacional impuso una afluencia menor en los trenes de cercanías y de media distancia. El AVE, por su parte, permaneció ajeno a los paros: con un 75% de servicios mínimos, los usuarios compraron sus billetes para los trenes ofrecidos, obviando los anulados. Mientras el Ministerio de Fomento estimó un seguimiento del 20%, los sindicatos lo cifraron en un 90% y alegaron que presentarían una demanda por los servicios mínimos “abusivos”.
En la estación del Norte de Valencia las taquillas permanecieron cerradas por la mañana y solo una se abrió por la tarde. Los tornos de acceso a los andenes estuvieron abiertos. Algunas personas deambulaban a primera hora esperando su tren y menos de una decena se arremolinaba frente a los paneles informativos. “Podría estar durmiendo en casa”, lamentaba un joven de Alzira que volvía de fiesta. “Esto está igual de parado que siempre”, se quejaba un taxista a la entrada. “No sabíamos nada”, mascullaba un grupo de cuatro mujeres, “ha sido llegar aquí y descubrir el pastel”. “Ahora nos tocará avisar de que llegamos tarde”, se quejaban.
"No lo sabíamos y nos hemos enterado del pastel al llegar", protestaba un grupo de mujeres
A medida que pasaba el día, los retrasos acumulados concentraban a más gente en las vías. En el rellano se fueron juntando centenares de trabajadores que se manifestaron con una pancarta que decía: “Juntos por un ferrocarril público”. Fabián Viana, secretario general del sector en la UGT-PV, aseguraba que “va a ocurrir como en Inglaterra, donde la privatización se tradujo en menos servicio, trabajo más precario y mayor inseguridad”. “Nos han quitado las pagas y han reducido los días libres”, añadió, “y, además, han partido la empresa en cuatro sociedades para que sea más fácil de privatizar”.
Con pitos y gritos de “No al desmantelamiento ni a la privatización” o “Ministra, escucha, la Renfe está en lucha”, los asistentes se trasladaron a la Delegación de Gobierno, donde se unieron a las protestas semanales de los funcionarios. “Apostamos por un servicio público potente”, destacaba Expósito Castilla, secretario general de la sección sindical de Adif-Renfe. “No sabemos cómo vamos a estar dentro de unas semanas, pero lo que tenemos claro es que es el principio del fin del transporte público”, pronosticó.
En Alicante fueron unos 300 sindicalistas los que participaron en las protestas. Los portavoces de UGT y CC OO, Óscar Llopis y Salvador Roig, pidieron un referéndum y señalaron que “esto es un atraco, y si el Gobierno sigue así, habrá una huelga general”. En Castellón la jornada tampoco registró incidentes y medio centenar de trabajadores mostraron sus quejas en los alrededores de la estación.
Con información de Lorena Ortega y Santiago Navarro.
"Queremos trabajar. Nada más"
Los trabajadores del sector ferroviario en Valencia salieron ayer de los andenes y marcharon hasta la delegación de Gobierno. Allí se unieron a las protestas que realizan cada viernes los funcionarios. El recibimiento fue aplaudido por los centenares de personas reunidas. La pancarta que reclamaba “un ferrocarril público” se hizo hueco entre una del Sindicato Unificado de Policía y otra portada por trabajadores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que el martes comunicó un expediente de regulación de empleo (ERE) de la mitad de la plantilla, unos 160 empleados. “Trabaja según te pagan, trabaja según te tratan”, decía la del cuerpo de seguridad. “Todos los años nos recortan”, explicaba Roberto Villena, el secretario general del sindicato. “Nos tratan fatal. Somos los pobres de los pobres”. A su lado, Ceferino, un maquinista de 60 años con tres décadas de experiencia, repetía continuamente “¿En qué piensan los que no están en la calle?” mientras mostraba un cartel que rezaba “Aeropuertos sin aviones, vías sin trenes”.
“Nosotros venimos a mostrar nuestro desacuerdo”, indicaba Cristina Marco, presidenta del comité de empresa de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, “y a trasladar a los políticos que la gente quiere trabajar. Nada más”.
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