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El PSPV reclama que se vuelva a investigar el accidente del metro

El grupo parlamentario exige una comisión de investigación

El 3 de julio de 2006 el metro de Valencia sufrió un accidente que acabó con 43 muertos y dejó 47 heridos. Las Cortes Valencianas pusieron en marcha una comisión de investigación para discernir las causas del siniestro y delimitar las posibles responsabilidades. La comisión apenas se reunió durante cinco días durante el mes de agosto y la mayoría parlamentaria del PP impuso sus conclusiones: todo había sido un trágico e inevitable accidente y ningún directivo de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), empresa que gestiona el metro de Valencia, tenía responsabilidad alguna. Más tarde, la justicia ratificó los resultados de aquella comisión.

Sin embargo, el pasado domingo, Juan Broseta, ingeniero industrial que llegó a actuar como perito en el descarrilamiento de un AVE alemán, desmontaba una de las principales tesis del PP en una entrevista concedida a EL PAÍS. “Que no me cuenten que era inevitable”, dijo, “si se hubiese puesto la señalización mínima de cualquier línea esto [el accidente] no hubiera pasado. No tiene sentido que no reconozcamos que la línea no estaba señalizada”.

Las declaraciones de Broseta han provocado que el grupo parlamentario socialista, a través de su portavoz adjunta, Carmen Ninet, haya propuesto la creación de una comisión no permanente de investigación sobre la peor tragedia ferroviaria española con el objetivo de investigar y conocer los nuevos elementos que puedan dar a conocer una visión diferente sobre los hechos y “variar las conclusiones a las que llegó la comisión original”.

Puig: “Las familias tienen que saber qué pasó y que no volverá a ocurrir”

Los técnicos de FGV que declararon en su día ante la comisión de investigación fueron aleccionados por una empresa de comunicación para que defendieran sin fisuras una “verdad oficial”, la única que viene reconociendo el Consell desde aquel 3 de julio: la tragedia del metro fue “un accidente” producto de la “mala suerte”. El objetivo: dejar al margen a la Administración de lo ocurrido y responsabilizar únicamente a la mala suerte y al conductor del tren.

Los socialistas, al socaire de las declaraciones del ingeniero Juan Broseta, quieren reabrir el caso. Ayer su secretario general, Ximo Puig, fue meridianamente claro: “Exigimos que se reabra la comisión de investigación sobre el accidente de 2006 y que también se reabran las diligencias judiciales, porque la verdad de lo que pasó no se ha sabido aún y cada vez hay más dudas. Las 43 familias afectadas y toda la Comunidad Valenciana deben saber qué pasó y deben tener claro que nunca más volverá a ocurrir”. Lo que sí parece estar cada vez más claro, añadió Puig, “es que se actuó con negligencia por parte de Ferrocarrils de la Generalitat y con total y absoluta falta de humanidad en la respuesta posterior”. Los familiares de las víctimas tuvieron que esperar más de cinco años a ser recibidos por el actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Su antecesor, Francisco Camps, nunca se reunió con ellos.

Las declaraciones de Juan Broseta a este periódico fueron contundentes. El ingeniero fue el primer especialista en recorrer el lugar del accidente a petición del entonces consejero de Infraestructuras, José Ramón García Antón. Lo que vio allí fue, según sus propias palabras, “un espectáculo dantesco”; pero también constató que el descarrilamiento se produjo porque fallaron dos sistemas. Uno, el del hombre muerto que obliga al maquinista a apretar un botón cada cinco segundos. Si no se aprieta, el tren se para; pero, dijo Broseta, “la mayoría de los maquinistas lo puentean”. El segundo sistema de seguridad que hubiera impedido el accidente no existía. “Pregunté dónde estaba la señalización ATP-ATO [baliza que frena el convoy en caso de accidente] y no había. Los dos factores que hubiesen impedido el accidente no se daban”, concluyó Broseta.

El dirigente del PSPV acusa a la Administración de actuar con negligencia

Ayer, el catedrático de Ferrocarriles de la Universidad Politécnica de Madrid Manuel Melis salió al paso de las declaraciones del ingeniero valenciano. Melis, que fue llamado con posterioridad a Broseta por la Consejería de Infraestructuras para que actuara como perito, sostiene una versión diametralmente opuesta a la del valenciano. En su opinión “la causa de la tragedia fue el vuelco del tren, como se vio sin duda en el estudio en el que se demuestra que no descarrila, sino que vuelca, que es lo que suele producirse antes del descarrilo”.

“La cuestión”, añade Melis en una carta remitida a este periódico, “es porqué el conductor metió el tren en esa curva a 80 kilómetros por hora, cuando la velocidad máxima autorizada era de 40 o menos. Si se hace eso en cabina se hubiera desactivado el hombre muerto con la goma que suele usarse, y el ATP circulando con la llave especial en marcha a la vista, de forma que no me parece que lo que dice el señor Broseta tenga sentido”. Melis da la razón al Consell, pero no está claro que conteste a las preguntas del ingeniero valenciano.

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