“Hasta el año que viene”

Abrazos, besos, promesas de volverse a ver, y hasta alguna que otra lágrima. En el patio del Colegio Jesuitas de Bilbao se vivieron ayer escenas muy emotivas, las típicas del final de un campamento de verano. Quienes se despedían eran unas 60 personas con discapacidad intelectual y cerca de una treintena de monitores voluntarios que les habían acompañado durante 15 días de vacaciones en Irún, Pamplona y Lekeitio. El programa de vacaciones, organizado por Gorabide —la Asociación Vizcaína en Favor de las Personas con Discapacidad Intelectual— comenzó a mediados de julio y continuará durante todo agosto.

Las despedidas, después de pasar una quincena de ocio repleta de actividades y disfrute, fueron difíciles. La convivencia entre participantes, y entre estos y los monitores siempre crea vínculos muy estrechos que duele romper. “Hasta el año que viene” y “nos tenemos que volver a ver” eran las frases más repetidas al bajar de los autobuses.

Pero ni siquiera la tristeza del adiós consiguió empañar el entusiasmo por las vacaciones que habían disfrutado. “Lo hemos pasado muy bien”, aseguraba Paco, uno de los que llegaban, con una sonrisa de oreja a oreja.

Gorabide, que este año celebra su 50º aniversario, lleva organizando estas quincenas vacacionales prácticamente desde sus comienzos. Al principio eran unas colonias que salían adelante “lo mejor que se podía”, como apunta Joseba Fernández, el portavoz de la asociación. “A lo mejor un padre cogía una furgoneta y se llevaba a unos cuantos a pasar unos días”.

Casi 450 personas viajarán este año con el programa vacacional

Con los años, como todas las actividades de Gorabide —que este año también ha sido distinguida como “Ilustre de Bizkaia”—, aquellas colonias han ido evolucionando hasta convertirse en un completo programa de vacaciones que reunirá este año a casi 450 participantes y cerca de 150 voluntarios en tres turnos de una quincena cada uno.

Antes de comenzar cada ciclo, los organizadores dividen a todos los participantes en el programa en distintos grupos de edad para que puedan realizar actividades conforme a los gustos y capacidades de cada uno. En función de esto, durante los 15 días que pasan fuera realizan talleres, pasean, van a la piscina, hacen excursiones o juegan partidos de fútbol. “Se lo pasan bomba”, explicaba Mónica González, la hermana de Paco. “Hacen muchas cosas, disfrutan, y eso hace que vuelvan más ágiles y más frescos de cabeza. La verdad es que todos los años vienen encantados”. Durante su estancia en los distintos destinos, el amplio catálogo de actividades lúdicas les ayuda a desconectar de sus rutinas diarias.

Quienes también aprovechan para desconectar son los familiares que, como Mónica, esperaban encantados sobre el cemento del patio escolar de los Jesuitas la llegada de los autocares. “Agradecemos el descanso, porque son unos días en los que te puedes liberar del control”. Y pueden descansar, sobre todo, por la “tranquilidad” de saber que están “muy bien atendidos”.

Puri, otra hermana de Mónica y Paco, recalcaba el entendimiento entre familiares y organización. “Si tienen alguna duda te llaman, y eso hace que tengamos total confianza en que van a estar bien”.

El patio no llegó a despejarse de gente en todo el día, ya que por la tarde llegaron más autobuses, procedentes de Gijón y Jaca, hasta dejar en casa a todos los que han tomado parte en esta primera quincena de vacaciones.

Pero, aunque para los que ayer se despedían entre lágrimas se acabó por este año, la asociación y sus voluntarios siguen teniendo trabajo hasta el final del verano. En agosto saldrán otros once grupos, divididos entre las dos quincenas del mes, para completar los 19 viajes vacacionales previstos.