“Pretendo divertir más que engrosar la lista de novela histórica”
'Lucifer Circus' es el último libro de la escritora leonesa y valenciana de adopción Pilar Pedraza
Lucifer Circus es el último libro de la escritora leonesa y valenciana de adopción Pilar Pedraza. Por momentos parece un homenaje al mundo del circo, a sus planteamientos a veces delirantes y a sus personajes a veces increíbles pero también entrañables, como la protagonista narradora, hija del empresario circense catalán Roger de Montbrió, el Gran Dinápolis. Pero no. “El Circus es en esta novela una imagen del mundo moderno y de sus paradojas más que un entorno espectacular”, aclara la autora. “Un mundo de luz y tinieblas con el que juega sus bazas Lucifer”.
Pregunta. Lucifer Circus parece una consecuencia lógica de los temas abordados en anteriores trabajos: El síndrome de Ambras o La Venus barbuda.
Respuesta. Es mi forma de trabajar. Me encariño tanto con cada texto que algo suyo queda como un residuo en el siguiente. Algo de esto me ocurrió con la jovencita pilosa, que viene de El síndrome de Ambras, de la Venus Barbuda y también de la exposición y el catálogo El salvaje europeo que realicé con el antropólogo Roger Bartras en el CCCB de Barcelona y en Bancaixa. Este acontecimiento me puso en contacto por primera vez con la existencia y las fotografías de Krao Farini, a quien no he olvidado desde entonces.
P. Se percibe fascinación de la autora por el París y el Londres finiseculares del exotismo, de las sectas, de la tensión entre ciencia y religión sobre el origen del hombre o del gran espectáculo. ¿Era un periodo histórico que conocía bien ya o en el que se zambulló estos últimos años?
R. Ambas cosas. En mis novelas hay mucha historia porque yo misma soy doctora en historia y me apasiona recrear la tambaleante marcha de la humanidad; pero no tengo ningún prejuicio científico, mis reelaboraciones vuelan en libertad y pretenden más divertir que engrosar la insoportable lista de la novela histórica.
“La mayoría de mis personajes son liberales sin prejuicios culturales”
P. Aparecen personajes como Mme. Blabatskaya; el escritor Jean Lorraine; el propio Darwin; un Mortimer Huxley que es claramente Henry Thomas pero enamorado de la niña pilosa, una Kreata de ficción inspirada en la Krao Farini real, donde no se sabe bien lo que es real o imaginado. ¿Qué inspira más a Pilar Pedraza, lo real, lo imaginario, o la zona fronteriza entre ambos?
R. Sin duda, la zona fronteriza. Lo humano y lo animal, lo vivo y lo muerto, lo masculino y lo femenino, el híbrido, el zombi, el hermafrodita.
P. “Resulta inútil tratar de ponerles de acuerdo en estas materias y no valía la pena fomentar las querellas” es una frase suya referida a los bichos que comen orientales y occidentales. ¿Vale para buena parte de nuestros hábitos culturales?
R. Nunca se me ocurriría reprochar a una mujer que lleven en la cabeza el tocado que quiera o que se estile en su pueblo. Lo que no es admisible es que se meta a la mujer en un saco con rejilla y se borre su identidad, en el gimnasio de un liceo francés o donde sea, con lo que ha llovido desde el motín de Esquilache. Mis personajes son en su mayoría liberales que viven sus vidas estrafalarias sin escándalo y sin prejuicios culturales, pero sin esnobismo.
P. Hay una secta, la de los Diamantini, por la que se percibe la mayor simpatía tanto de la autora como del personaje protagonista. ¿Por qué?
R. Porque son una secta, inspirada en los Iluminati de Baviera, de aristócratas libertinos y ateos muy divertidos. Y porque la palabra diamante es una de mis favoritas.
“Desde pequeña soy lúgubre y me gusta más Poe que La Celestina”
P. La novela se desarrolla en la época de la Gran Depresión de finales del siglo XIX. ¿Ve algún paralelismo entre aquella época y esta de la Gran Recesión?
R. Hay paralelismos evidentes cuyo exponente es el capitalismo en fases de exasperación, pero no he pretendido hacer un thriller sociológico, sino una novela fantástica.
P. ¿Puede comparar la cultura valenciana de cuando fue consejera autonómica con la actual?
R. En tiempos del molt honorable Lerma, en que fui consejera de Cultura durante los dos últimos años del mandato del PSOE, la política cultural arrastraba errores, pero sobre todo era limpia y honesta con los ciudadanos. Se trataba de modernizar y poner a una altura europea y respetable una cultura que primaba lo ancestral espurio sobre el progreso, y en parte se consiguió. Pero me temo que aquel modesto florecimiento resultó como los jardines de Adonis, que sólo duran una estación.
P. Creo que acepta la etiqueta de gótica para su obra, pero ¿no limita esta etiqueta genérica la complejidad de sus historias?
R. Me interesan muy poco las etiquetas, pero dentro de los poco que me interesan, lo gótico me hace gracia. Desde pequeña soy lúgubre y me gusta más Poe que La Celestina. Lo que importa es que a mí me divierta y mi público de camiseta negra compre mis libros.
P. ¿Qué opinión le merece la omnipresencia de los vampiros en las manifestaciones de la cultura popular reciente?
R. No son vampiros auténticos, sino niñatos engominados que se enamoran de muchachas ñoñas. Ningún interés. Si alguien quiere vampiros, que lea a Tieck y a Stoker, y vea Vampyr de Dreyer y Addiction de Abel Ferrara.
P. ¿Qué libro y qué película ha visitado más veces?
R. Libro, releído durante toda mi vida: Malpertuis, de Jean Ray. Puede que la película que más veces he visto sea Lo viejo y lo nuevo de Eisenstein, por motivos profesionales, y por gusto Inferno, de Dario Argento. El cine es mi droga, incluso más que la literatura.
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