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La Xunta da la espalda al hijo de Cela y recurre el fallo que la obliga a pagarle

El Supremo tendrá que decidir ahora sobre la indemnización de 1,2 millones

Camilo José Cela Conde, ante el ataúd de su padre en Madrid, antes del traslado a Padrón, el 17 de enero de 2002.
Camilo José Cela Conde, ante el ataúd de su padre en Madrid, antes del traslado a Padrón, el 17 de enero de 2002.BERNARDO PÉREZ

La Consellería de Educación y Cultura prefirió echar a perder la oportunidad de llegar a un acuerdo extrajudicial con el hijo de Cela y finalmente ha presentado un recurso de casación ante el Tribunal Supremo contra el reciente fallo de la Audiencia de Madrid que le obliga a pagar al catedrático de Filosofía 1,2 millones de euros. La Xunta se sube así al carro de Marina Castaño, segunda mujer y viuda del Premio Nobel, que también ha recurrido en última instancia la misma sentencia, en su caso obligada a pagar a Camilo José Cela Conde una indemnización de casi cuatro millones.

Este fallo de la sección 21 de la Audiencia madrileña ratificaba otro que había dictado el juzgado de Primera Instancia número 40 de la capital española en enero de 2010. La sentencia reconocía el derecho del hijo del escritor de disponer de la parte legítima de la herencia, dos tercios del valor del patrimonio que poseía el autor en vida, incluidos los rendimientos después de muerto de la propiedad intelectual y buena parte de las donaciones entregadas en vida a su fundación en Iria Flavia (Padrón). A su único hijo, padre de su única nieta, también de nombre Camila, Cela Trulock no le transmitió en el testamento nada más que un cuadro, un Miró rasgado que el vástago pudo vender por 120.000 euros y que no tenía ese “incalculable valor” que su padre le había prometido.

En la última reunión del patronato de la Fundación Cela, en la que la institución privada pasó oficialmente a ser de carácter público, se confirmaron los nombres de los nuevos patronos y se apuntaló la continuidad de Marina Castaño con un cargo, el de presidenta de honor, que jamás se había planteado darle su difunto esposo. Ya en tiempos de Roberto Varela, el anterior conselleiro de Cultura, ahora enviado por el Gobierno de Rajoy de embajador a Uruguay, se pactó con la viuda su permanencia en la fundación, pese a que iba a pasar a manos de la Xunta.

La otra gran cuestión que se trató en la cita del patronato de Iria en junio fue la necesidad de recurrir el fallo que reconoce los derechos legítimos del descendiente. Entonces, Cela Conde ya había volado al menos dos veces a Santiago desde Palma de Mallorca, a petición de la Xunta, y se había reunido en San Caetano con los máximos responsables de la consellería, primero el propio Varela y, tras el relevo, Jesús Vázquez.

Habían sido dos contactos previos y bastante generales para abrir negociaciones. De allí salió el profesor universitario con el compromiso de la Xunta de buscar fórmulas de colaboración entre la Fundación Camilo José Cela de Padrón y la Fundación Charo y CJC de Palma. El hijo de Rosario Conde y el autor de La Colmena quedó a expensas de que le indicaran desde Compostela qué elementos de entre los que componen el legado mallorquín le interesaba traer a la Xunta.

La idea que ya contemplaba el anterior conselleiro era reunir bajo un mismo techo, fuese en Iria o en la Cidade da Cultura, lo más representativo de los dos legados del escritor. Porque si en Padrón se conservan decenas de miles de libros, y sus cuadros, sus cartas y, sobre todo, sus manuscritos, en Mallorca su primera mujer había guardado como un tesoro más de lo mismo: misivas, borradores, una biblioteca repleta de volúmenes de arte y cuadros y caricaturas que decoraban el que fue domicilio conyugal hasta 1988.

Pero después la consellería enmudeció y le dio la espalda a Cela Conde. El último intento, vía correo electrónico, para recordarle al conselleiro Jesús Vázquez que había una oferta pendiente de respuesta y brindarle una vía de diálogo después de conocerse la sentencia de la Audiencia (la segunda a favor de Cela Conde y contraria a los intereses de la Xunta) tuvo lugar el mes pasado. Nuevamente, el Gobierno gallego ignoró el gesto y calló, y según personas próximas al heredero de Cela, por parte de él no habrá ya más intentos de acercamiento.

Probablemente alarmadas por las negociaciones que habían empezado a ponerse en marcha en Galicia, las instituciones mallorquinas que antes había tocado sin éxito el catedrático reaccionaron. Tras la creación, en 2010, de la Fundación Charo y CJC, en la que participan como patronos numerosos familiares y amigos de Cela y su primera esposa, el Gobierno Balear y el Ayuntamiento de Palma no facilitaron ningún espacio para que esa parte del legado del escritor quedase a disposición de los investigadores y del público en general. Ahora, Camilo José Cela Conde está convocado a una nueva reunión fijada para diciembre. Entonces, según los mismos allegados, confía en que se le brinde alguna ubicación para la colección que custodia.

El hijo y la primera mujer de Cela dejaron el patronato de la fundación iriense cuando el escritor introdujo en ella a su nueva pareja. Estando Marina Castaño ahí, ya nunca quisieron volver. Cuando el escritor murió, los hermanos del autor pidieron a Fraga que respaldase a Cela Conde para presidir la institución, pero Fraga y Pérez Varela dieron su apoyo a Castaño, que suplió al difunto en la presidencia. En los estatutos, al contrario de lo que afirmó a este diario hace un mes la Xunta, Cela no dejó atada la presencia “vitalicia” de Marina Castaño. Solo estipuló, en el artículo 13, que esta sería miembro nato y “vicepresidenta primera” mientras fuese “legítima esposa” del autor o “viuda del mismo sin cambiar de estado o haber pactado obediencia a terceros”.

Resistencia al traslado de los fondos al Gaiás

Tras la última junta de patronos, la Xunta confirmó que, bajo su mando, la fundación del Nobel en Iria sigue trabajando en la digitalización y catalogación de los fondos con el objetivo, algún día, de hacer efectivo el traslado al Gaiás, al menos, de los manuscritos de Camilo José Cela. Esta colección está considerada la parte más valiosa de su legado. No existe ninguna otra fundación en el mundo que conserve bajo un mismo techo todos los originales de las novelas de un autor.

En 2010, cuando la Xunta comenzó la transformación en pública de la fundación, Padrón se puso en pie de guerra y hubo varias manifestaciones ante la sede de Iria Flavia. Las capitaneaba el entonces alcalde, el socialista Camilo Forján, y también Lola Ramos, la vecina que ha puesto contra las cuerdas a Marina Castaño denunciando ante el fiscal un presunto desvío de fondos públicos en la institución. El mes pasado, la fiscalía de Santiago dio el siguiente paso y presentó su propia denuncia en los juzgados de Padrón contra Castaño y Tomás Cavanna, exgerente de la fundación, por supuestos delitos de malversación, estafa, apropiación indebida y fraude fiscal. Entre la documentación adjunta que ahora está en poder del juez, figuraba una ampliación de la denuncia interpuesta por Ramos, en esta ocasión referida al hijo de Cela y su abogado, por “omisión de denuncia con engaño de intencionalidad, ocultación y omisión del deber de perseguir delitos, obstrucción a la justicia y deslealtad profesional en el ejercicio de la abogacía”.

Según Ramos, fue el propio fiscal el que le sugirió presentar esta segunda denuncia cuando ella le contó que le había entregado al letrado del hijo de Cela la misma documentación de la que partió el ministerio público para investigar a Castaño. Asegura que Cela Conde “se había comprometido” a denunciar él el supuesto desvío de fondos, pero pasó el tiempo y no lo hizo. El abogado del hijo de Cela justificó estos días la decisión explicando que aquel dossier le pareció “un resumen de sospechas insuficientemente acreditadas”, “fuera absolutamente del contexto” de sus “intereses jurídicos”.

Esa documentación que al fiscal sí le valió, Ramos se la había remitido además a Feijóo e incluso al Rey. El jueves, la padronesa se dirigió también al alcalde de la localidad, el popular Antonio Fernández Angueira, y le pidió, “en nombre del pueblo”, que demuestre su “implicación directa y personal” para “garantizar”, frente a los deseos de la también popular Xunta, la permanencia del legado en Padrón.

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