_
_
_
_

Degenerando

El Fandi cortó la única oreja de unos toros muy descastados

El matador David Fandilla 'El Fandi' da una vuelta al ruedo tras conseguir la única oreja de la tarde.
El matador David Fandilla 'El Fandi' da una vuelta al ruedo tras conseguir la única oreja de la tarde.ADRIAN RUIZ DE HIERRO (EFE)

Cuentan que ya retirado, Juan Belmonte se acercó a un pueblo castellano para ver un festejo. Cuando los lugareños se enteraron de su presencia no tardaron en invitarle a ocupar un lugar junto a las autoridades locales. Allí se encontró con el alcalde, que era un antiguo banderillero que le había acompañado en sus años de novillero. Belmonte, sorprendido por el cargo de su compañero se aprestó a preguntarle: "¿Cómo ha llegado usted a ser alcalde, tan sólo habiendo sido banderillero?". A lo que el edil le confesó con particular gracejo: "Degenerando, maestro; degenerando."

Pues así se ha llegado a la corrida del Blusa de 2012. Degenerando. Un poco más cada año, hasta llegar al festejo de ayer que poco tiene que ver con la fiesta de los toros y mucho con el acartonado panorama que se esfuerzan en potenciar los integrantes de la fiesta de los toros. Hay quien parece que no se da cuenta de que un espectáculo tan bochornoso como el vivido ayer en Vitoria sólo acabará por expulsar al público.

SEGOVIA / PADILLA, FANDI Y FORTES

Tres toros de Carmen Segovia y tres de El Torreón, grandes, sin casta y sin ninguna fuerza. Juan José Padilla, estocada y descabello (saludos tras petición) y pinchazo, estocada y tres descabellos (silencio). El Fandi, pinchazo, estocada y descabello (silencio) y media baja (oreja). Jiménez Fortes, pinchazo sin soltar y estocada (saludos tras un aviso) y pinchazo y estocada (silencio). Antes del paseíllo, se guardó un minuto de silencio en recuerdo del empresario Santos Santos El Serranillo.

Plaza de Vitoria. 25 de julio de 2012. Un tercio de entrada. Corrida de El Blusa.

Padilla se inventó una faena en el primero, que apenas se movía y a base de manoletinas y recursos a punto estuvo de arrancar una oreja. El palco estuvo cuerdo y desoyó la fuerte petición. En su segundo no quiso ni verlo. Un manso, imposible de picar, al que recibió un peón y renunció a banderillear.

El Fandi, que se movió más que su primer toro en un intento de dar pases a un marmolillo, se encontró en el quinto con una voltereta que despertó a los tendidos y le sirvió para cortar un pobre trofeo. Jiménez Fortes lo intentó en sus dos episodios, pero no había enemigos para mostrar su valentía y en esa desesperación acabó su labor.

La de ayer no fue una excepción en la temporada, sino una de las muchas corridas en las que actúan este tipo de toreros, denominados mediáticos y a las que este año se ha apuntado Padilla. Toros sin castas, sin ninguna fuerza, un desfile de inválidos que huyen de los caballos y se caen en los primeros lances de capa. En la muleta, quien se mueve es el matador para intentar robar algunos pases, siempre con la mano alta. Faena de enfermero y nunca de torero.

Hace unos años se advertía de la burbuja inmobiliaria; muchos se hicieron insultantemente ricos hasta que estalló y ya se sabe quién lo está pagando. No hay duda de que ésta es la burbuja taurina; algunos se están forrando con estos espectáculos, pero al final explotará y será el aficionado quien se quede sin el verdadero espectáculo, donde un hombre se juega la vida para dominar a una fiera brava.

En Francia ya se han dado cuenta del peligro, como en la otra burbuja, y apenas hacen carteles como los de ayer. Se han dado cuenta de que el espectáculo está en que los toros tengan emoción. Aquí, seguimos empeñados en ordeñar la burra y sólo cabe no llegar tarde a frenar esta burbuja, la taurina.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_