La cinefilia de Eugenio Granell
Una exposición pone al descubierto la producción fílmica del artista
La celebración del centenario de Eugenio Granell, con seis exposiciones repartidas por diversos espacios de Santiago, permite acercarse a la trayectoria del artista desde perspectivas muy diversas. Sin duda la más original entre ellas es la que analiza la obra cinematográfica del surrealista coruñés que se presenta en el Centro Galego de Arte Contemporánea bajo el título Eugenio Granell y el cine. Una película de veinte minutos. La muestra presenta las seis películas filmadas por el artista a lo largo de su vida y también se incluye un montaje original, realizado con imágenes que el propio artista dejó filmadas y que habían permanecido inéditas hasta ahora.
“Las películas de Granell responden a un concepto y forman parte del proceso creativo del artista, aunque él nunca las mostró cuando vivía”, explica Eduardo Valiña, comisario de la exposición, quien destaca que el ideario surrelista está presente en la obra cinematográfica de Granell, al igual que en el resto de su producción. Las seis películas filmadas por el artista fueron recuperada por el Centro Galego de Artes da Imaxe hace casi diez años, pero ahora por primera vez se exhiben todos los filmes y abundante material complementario como guiones de películas que Granell no llegó a filmar o las críticas de cine que el artista escribió durante su estancia en la República Dominicana.
El interés de Granell por filmar tuvo mucho de casual. Recibió en su casa de Nueva York el envío de una cámara para filmar por error y comenzó a trabajar con ella. Pese a que intentó devolver el envío no le hicieron caso hasta mucho tiempo después. Finalmente, lo único que consiguió es tener que abonar el importe de lo que costaba la cámara.
De las seis películas que se exhiben, tres tienen un desarrollo más convencional y las otras pertenecen a la categoría del cine experimental. En estas últimas es en las que se puede apreciar más claramente la vinculación entre la faceta pictórica y la cinematográfica de Granell. En piezas como Lluvia y Dibujo, el artista actuó realizando rayaduras o uniendo con acetona trozos de película. El resultado final son composiciones poéticas en las que el artista usa el color y los destellos de luz de formas similar a como lo haría en un cuadro. Su primera obra experimental fue Invierno (1960), en la que se mezclan imagenes reales con otras animadas, un procedimiento muy habitual en este tipo de cine.
Las producciones puramente surrealistas son Trompos (1961), Middlebury (1962) y Película hecha en casa con pelota y muñeca (1962). Esta última es su pieza fílmica más elaborada y la única en la que realmente se cuenta una historia. En ella Granell propone un juego de planos que recuerda a muchas de sus pinturas y construcciones. La proyección que abre la muestra recupera imágenes muy diversas tomadas por Granell en la época en la que vivía en Nueva York y también en sus viajes por España. “Tenía una obsesión por tomar imágenes de monjas y curas y entre el material que hemos seleccionado pueden verse desde los alrededores de la catedral de Santiago hasta perspectivas de las Torres Gemelas”, explica el comisario. El montaje con imágenes inéditas permite acercarse al universo icónico de un artista que dirige su cámara hacia lugares poco comunes. Como los tejados de un edificio de Nueva York, donde filma los movimientos de un perro en una madrugada invernal.
“Creo que hay que entender todo el material fílmico que dejó Granell como una faceta más de su creatividad. Más allá de la factura casera de las películas, hay un concepto detrás de todas ellas. Se trata de un paso más en su afán por romper el marco que encierra a la pintura. Hay elementos presentes en las filmaciones que, posteriormente, acaban siendo reflejados en sus cuadros”, indica el comisario, quien destaca también que la exposición permite confirmar que Granell era un artista totalmente contemporáneo, que se interesaba por trabajar con distintos formatos y soportes.
Aunque Granell es sobre todo conocido por su obra pictórica y escultórica, su forma de manejar la cámara demuestra que en el cine seguramente también habría podido llegar lejos. El tipo de imágenes que aparecen en la exposición remiten al cine de Buñuel, a quien Granell no conoció en persona aunque sí que tenían algún amigo común. De hecho, Buñuel se interesó por la obra artística de Granell, que acabó convirtiéndose en una de las grandes referencias del movimiento surrealista español, pese a los avatares que sufrió a lo largo de su vida.
Después de dos años en los que realizó las seis películas que ahora se exhiben (1960-62), Granell no volvió a montar una película. Algunos guiones surrealistas escritos durante su etapa en Puerto Rico nunca llegaron a ser filmados. Finalmente se decantó por otras disciplinas artísticas que le llevaron a la cúspide del surrealismo.
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