Los ejemplos de Bizkaia y Gipuzkoa

Pregunta. La apuesta por la política no tiene marcha atrás...

Respuesta. No, no. En absoluto. Eso lo aseguro yo y lo aseguramos todos los que estamos en EH Bildu.

P. Tras su presentación pública se dio a conocer también el equipo de consejeros que la acompañarían en el Gobierno vasco si gana las elecciones. ¿Cómo ha sido su elección?

R. Similar a la mía. Cada formación ha hecho propuestas y luego ha habido una confluencia. Está siendo modélico el sistema de trabajo de esta coalición. Y no está habiendo fricciones, porque es fácil coincidir cuando las cosas se llevan al terreno de los objetivos políticos y no a los intereses partidistas.

P. ¿Qué haría en primer lugar si llega al Gobierno vasco?

R. Escuchar al resto de partidos. Estamos en una competición en la que también hay otros y seguro que tienen cosas que aportar. Sería soberbio pensar que tu proyecto no solo es el mejor, sino el único. Siempre se puede enriquecer.

P. ¿En qué va a consistir su campaña electoral?

R. En comunicar que el eje de la política debe ser la justicia social y no el interés del neoliberalismo.

P. Afirma que otra economía es posible. ¿Cuál?

R. Una economía que piensa en lo universal, pero trabaja a nivel local, invirtiendo en el propio país y con políticas adecuadas a los vaivenes económicos. Este país tiene potencial suficiente como para generar un tejido económico sostenible. Si es así, hay posibilidades de salir. En Islandia lo han conseguido.

P. Su coalición, sin embargo, ha recibido críticas por su supuesta inacción en Gipuzkoa, donde gobierna desde hace un año.

R. Comparemos entonces Gipuzkoa y Bizkaia. En el primero de los casos, se hace una promesa electoral y se cumple paso a paso. Se promete participación y se pide. Se reúne el diputado general con más de 500 empresas y salen adelante 137 nuevos proyectos. Se mueve en el sentido de que se cambia la política fiscal y se hace una apuesta valiente por un modelo ecológico de menor producción de residuos.

En Bizkaia no se pregunta a nadie, no se participa. Se sigue con unos proyectos mastodónticos, propios de cuando no había crisis, que se han decidido en un despacho y van a repercutir en futuros presupuestos.