El ukelele según Víctor Coyote
El músico tudense recrea en un peculiar espectáculo la historia de este instrumento de origen portugués
El ukelele se ha convertido en uno de los instrumentos de moda. Muchas de las bandas indies del momento introducen este sonido en sus canciones y saber tocar el ukelele parece una de las condiciones imprescindibles para opositar a moderno. Bandas como Beirut o músicos como Eddi Vedder de Pearl Jam, han heredado la devoción por este instrumento que antes habían procesado Neil Youg, George Harrison y el mismo Elvis Presley. Su paso por estas islas del Pacífico sirvió para que el ukelele quedase fijado en la historia de la música popular como un instrumento hawaiano.
Pero la realidad del origen de este pequeño instrumento de cuerda no es exactamente esa. “No deja de ser un cavaquinho portugués que llegó a Honolulu desde Madeira”, afirma el músico Víctor Coyote, que a partir de esta idea ha concebido su nuevo espectáculo, estrenado la pasada semana en el Matadero de Madrid y que está cerrando fechas en Galicia tras el verano.
La historia documentada arranca en 1879, cuando el velero Ravenscrag zarpa de la Isla de Madeira rumbo a Honolulu con 400 pasajeros a bordo que van buscando contratos para trabajar en la recogida de la caña de azúcar. En el barco viajan Joao Fernades y Manuel Nunes, que tocan el cavaquinho, un instrumento originario de Braga, con el que amenizan la travesía a los pasajeros. “Llegaron a Hawai y el éxito fue inmediato. Manuel montó la primera tienda documentada de estas guitarras en 1884, y la Casa Real le concedió el marchamo de “inventor del auténtito ukelele”, explica Víctor Coyote, que siguiendo la estela de músicos portugueses como Júlio Pereira, un gran especialista en cavaquinho, ha estudiado abundante documentación.
Pero al cavaquinho le cambiaron el nombre en Hawai. Su peculiar sonido llevó a los nativos a rebautizarlo con una palabra en su lengua: ukelele, la pulga que salta. Así es como ha titulado Víctor Coyote su nuevo espectáculo, en el que recrea justo esa travesía en barco de Madeira a Honolulu. “A partir de una realidad histórica se construye una ficción, imaginando que pasaba en ese barco donde se gestaba el ukelele”, afirma este creador multidisciplinar que en este espectáculo ha desplegado muchas de sus varias facetas. Nacido en Tui, ese carácter fronterizo y su permanente curiosidad por la música y tradición portuguesas han alimentado un universo creativo que se condensa en muchos de sus trabajos en los últimos años, especialmente en la música y el audiovisual. Todo ese universo de creación transversal tiene cabida en este container sobre la historia del ukelele. “La base es la música, pero aquí se mezclan desde el videoarte al ganchillo, al burlesque o las marionetas”, desgrana sobre este montaje en el que contó con la colaboración de José Luis Arrizabalaga, Arri, habitual director artístico de las películas de Alex de la Iglesia.
Acompañado de la actriz Malena Gutiérrez y el músico Javier Santos, la historia se asienta sobre una base musical de canciones que van desde sonidos tradicionales portugueses como el vira o músicas de baile de Madeira, pasando por canciones hawainas o composiciones propias. “Esa travesía representa el paso de la música tradicional a la música popular, con la penetración en EEUU de un instrumento tradicional a mediados del siglo XX. Coincide con un boom de la música hawiana que se introduce en el teatro y el cine donde hasta Marilyn Monroe aparece tocándolo”, detalla el artista tudense. Desde esa época el ukelele ha pasado a ser un instrumento tremendamente popular, y este músico tiene claro por qué despierta tantas simpatías. “No es muy difícil aprender a tocar unas nociones básicas y sobre todo triunfa por su manejabilidad”, describe.
Pero una cosa es analizar la cuestión técnica y otra el contexto general de las modas de determinados instrumentos, donde Coyote traza una particular teoría, no exenta de un punto de acidez: “La moda del ukelele tiene que ver con el infantilismo de la música y el peterpanismo que todo lo invade, que favorece la emergencia de instrumentos infantiles como el casiotone o el xilofono de play-school”. Su teoría va todavía más allá y para él esta corriente “infantilista” tiene un origen. “Este contexto de crisis y de problemas genera una sociedad que tiende hacia lo infantil porque en cierta medida es una forma de tratar de evadir responsabilidades, por eso hice un espectáculo para niños pero que lo van a disfrutar muchos adultos”, sentencia. Por si acaso, en la definición que aparece en el folleto del espectáculo queda bien claro: “Ukelele, la pulga que salta. Opereta folk para niños y modernos”. Ukeles, ganchillo, burlesque y ventriloquía. Coyote nunca deja a nadie indiferente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.