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“Pusimos una queja hace meses y aún esperamos la respuesta”

Los mayores del centro de Colmenar Viejo oscilan entre las quejas y los elogios a la atención Desconocían que un trabajador fue detenido en mayo por presuntos malos tratos

Entrada a la Residencia de Mayores Colmenar Viejo.
Entrada a la Residencia de Mayores Colmenar Viejo.ULY MARTÍN

"Tuve un problema, lo pasé muy mal y luego, cuando por fin vinieron a atenderme, tuvimos muy malas palabras". Un familiar de un usuario de la Residencia de Mayores Colmenar Viejo, dependiente de la Comunidad, puso una reclamación por este percance hace meses. Al poco recibió una contestación del Servicio Regional de Bienestar Social, que gestiona estos servicios, asignándole a su queja una inspectora. No ha tenido más noticias. Hoy se ha enterado por EL PAÍS de que un trabajador del centro fue detenido en mayo por presuntos malos tratos. "Esto nos preocupa mucho, porque aunque hay trabajadores que son estupendos, muchos ancianos están muy indefensos", señala sin querer identificarse. Quejas y elogios, pese a su contradicción, aparecen en las valoraciones de los residentes, muchos de los cuales desconocían la investigación judicial que afecta al centro.

El grado de satisfacción tiende a aumentar con el de autonomía. Isabel Pérez, de 87 años recién cumplidos y envidiable salud, leía esta mañana un libro en el jardín de la residencia. Al escuchar la palabra "maltrato" abre mucho los ojos, sorprendida, y niega tener conocimiento de problemas de este tipo en el centro. "Cuando cayó el muro de Berlín [1989], yo ya estaba en una residencia en Aranjuez. Al poco tiempo me vine aquí para tener habitación individual y desde entonces estoy encantada", señala explicando que es inquilina de la sexta planta, la última del edificio y donde están quienes pueden valerse por sí mismos.

No es el caso del residente que abre esta información y que prefiere mantenerse en el anonimato, que está en una de las áreas de asistidos. Ahí necesitan cuidados muy básicos, como ayuda para levantarse o asearse, muchos están en silla de ruedas y precisan asistencia cada vez más compleja. Las quejas suelen incrementarse: "A veces les tratan con poco respeto y no hacen mucho caso de sus necesidades", lamenta su familiar, que insiste en no atribuir este tipo de actuaciones a todos los trabajadores. "El problema es que es difícil demostrarlo, porque si te quejas, ellos responden que tienen testigos".

La Guardia Civil abrió una investigación porque tres trabajadores denunciaron maltrato por parte de un auxiliar de enfermería, I. L. P. El juzgado número 6 de Colmenar Viejo instruye el caso, que la Comunidad confirma, pero atribuye a problemas entre trabajadores. La plantilla asciende a unos 260 empleados en cuatro turnos y atiende a unos 400 usuarios, según fuentes del comité de empresa.

También residentes autónomos y con buena opinión del funcionamiento de la residencia prefieren no desvelar su identidad. "Digas lo que digas, siempre va a haber alguien que le parezca mal, y estar en estos sitios es muy complicado", se justifican. Sus críticas van dirigidas más bien a los usuarios que protestan en exceso: "Hay gente a la que nada le parece bien y, en general, tenemos un tratamiento estupendo".

La noticia ha sorprendido en el municipio, según confirma una portavoz del Ayuntamiento que rehúsa pronunciarse sobre este tema al ser un centro dependiente de la Administración regional. La Consejería de Asuntos Sociales, responsable última de la residencia, declina aportar más información aparte de la ya publicada por EL PAÍS.

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