Teatro sobre la sospecha con trasfondo de pederastia
Ramon Madaula encarna a un sacerdote católico de un colegio del barrio neoyorquino del Bronx en la obra ‘Dubte’
¿Es culpable el padre Flynn, que imparte clases de religión y entrena al equipo de baloncesto del colegio católico de San Nicolás, en el Bronx neoyorquino, de comportamiento impropio con un alumno? “Eso no es lo realmente importante de Dubte,que no es una obra sobre la pederastia en la Iglesia, sino sobre la ambigüedad del alma humana y las mil caras de la verdad”, afirma Sílvia Munt. La actriz y directora ha montado esta pieza teatral compleja y sutil de John Patrick Shanley que, con producción de Bitó, traducción catalana de Joan Sellent y un espléndido reparto, se representa ya en el teatro Poliorama en el marco del festival Grec (estreno oficial, el jueves). “Es una pieza muy inteligente, muy sobria y depurada, que lanza al espectador una batería de preguntas sin respuesta. En ella hay tantas verdades como personajes y queda en manos del público decidir qué subjetividad cree”.
El hilo argumental es de una engañosa sencillez: el Padre Brendan Flynn (Ramon Madaula), seguidor del Concilio Vaticano II, y la directora de la escuela, una monja, la conservadora hermana Aloysius (Rosa Maria Sardà), se enfrentan acerbamente cuando ella lo confronta con la sospecha de que ha tenido actividad sexual con un alumno que además es el primer afroamericano aceptado en el colegio. La información le ha llegado a la directora de boca de una impresionable e inocente novicia, la Hermana James (Mar Ulldemolins). Flynn aduce que lo que ha hecho es castigar al chico por beberse el vino de misa (!). Aloysius no lo cree, involucra a la madre del muchacho (Nora Navas) y aumenta la presión sobre el cura.
La obra de Shanley, un neoyorquino nacido en 1950 que estudió en el mismo colegio del drama, transcurre en 1964, fue estrenada en 2004, ganó el Pulitzer al año siguiente y un Tony, y es muy conocida por la adaptación cinematográfica de 2008 que contó con Meryl Streep como Aloysius.
“Lo fácil sería decir: hay un cura sospechoso, luego es pederasta; pero la obra, aunque muestre la hipocresía de la Iglesia y su encubrimiento de casos repugnantes, no va por ahí”, recalcó Munt al presentar el montaje. De hecho, el autor dedicó la pieza a una monja que fue su profesora en la escuela y a partir de la cual modeló el personaje de la Hermana James. La religiosa incluso hizo de asesora de la película.
La directora negó que la premeditada ambigüedad de la obra con respecto a si el sacerdote es pederasta o no pueda ser peligrosa con los tiempos que corren. En cambio Sardà se mostró crítica con ese aspecto de la pieza. “Se presenta como una parábola, pero la gente sencilla tenemos que ir con cuidado de no confundirnos”, dijo. Ella no está por sutilezas con el tema y considera arriesgado no ser muy claros. Y añade rotunda: “Monjas y curas son gente oscura a la que les gusta disfrazarse, llevan una vida antinatural, nos dicen lo que tenemos que hacer y consideran que son mejores que nosotros educando a nuestros hijos”.
Ramon Madaula, que interpreta el primer cura de su carrera, y en un asunto espinoso (y valga la referencia a Richard Chamberlain), insistió en que la obra no va de pederastia. “El autor ha querido explicar que el ser humano cuando duda es más interesante y más ser humano que cuando tiene certezas. La duda eleva al ser humano. La pederastia es absolutamente reprobable, ya lo sabemos, la obra no necesita recalcarlo. De lo que se trata es de cómo nos comportamos los seres humanos ante la verdad”. Dubte, continuó, “no aclara si el sacerdote ha tocado al niño, pero saldremos del teatro siendo un poco más personas porque se nos ha confrontado con la duda y se nos ha hecho pensar”. De su personaje señaló que la ambivalencia “es de las cosas más ricas con que puede trabajar un actor”. A Madaula no le impresiona especialmente ingresar en el club de los actores que han encarnado sacerdotes y que comprende interpretaciones tan recordadas —y variadas— como la de Montgomery Clift (Yo confieso) y la de Jason Miller (el Padre Karras de El exorcista).
La Sardà, que viste en escena el hábito de las Hermanas de la Caridad del Bronx (!), estudió con las monjas, pero poquito; le daban tanto miedo que vomitaba y la sacaron. En cambio, Madaula estudió 10 años con los Salesianos de Sabadell, sin notables malas experiencias. Sílvia Munt no estudió con las monjas, sino en las escuelas francesas. De quien sí aprendió de pipiola la directora, según recalcó ella misma, es de la Sardà, con la que vuelve a trabajar después de haber colaborado ¡en 1979!, cuando Rosa Maria Sardà interpretó en el Lliure Rosa i Maria bajo dirección de Lluís Pasqual, montaje en el que Munt trabajaba de asesora coreográfica. Entonces enseñó a bailar un tango a la Sardà y al patoso ayudante de dirección del espectáculo (quien, por un grandísimo azar, firma estas líneas).
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