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Para ser oro hay que remar

El piragüista Craviotto se prepara para reeditar en Londres su medalla de Pekín

Saúl Craviotto, con su piragua el pasado sábado en Asturias, adonde ha ido para entrenar antes de los Juegos Olímpicos.
Saúl Craviotto, con su piragua el pasado sábado en Asturias, adonde ha ido para entrenar antes de los Juegos Olímpicos.Paco Paredes

“Quedan exactamente seis semanas para los Juegos Olímpicos de Londres”, recuerda el piragüista Saúl Craviotto, nacido en Lleida hace 27 años, pero residente en Madrid desde que con 15 años se trasladó a la residencia Blume para practicar al máximo nivel su deporte. En su haber, una medalla de oro en K-2 500 de los Juegos Olímpicos de Pekín, junto a su amigo Carlos Pérez Rial (Perucho). En 2012 la mala suerte impedirá que puedan revalidar el título, ya que en el Preolímpico celebrado en Poznan (Polonia), un temporal les desequilibró cuando iban líderes, y acabaron fuera de los puestos de acceso a Londres: “De primeros pasamos a ser últimos. Pero en el K-1, que se celebraba dos horas más tarde, me sobrepuse como pude y logré clasificarme para Londres”, cuenta y asegura que España es una potencia en aguas tranquilas: “Desde la época de Herminio Menéndez, en Moscú, siempre hemos obtenido medallas en los juegos. De hecho, David Cal es uno de los más laureados de España. Y en Londres hay buenas expectativas”, asegura desde el embalse de Trasona (Asturias) donde los representantes españoles en los Juegos preparan la competición, que se iniciará el 10 de agosto.

Todo está calculado para llegar al máximo nivel y no estar agotado

“Cuando compito con mi equipo utilizo los simuladores de la residencia Joaquín Blume, o me voy a San Martín de Valdeiglesias, al embalse de Picadas, que es donde entrenaba cuando era júnior. Pero con la selección vamos a Trasona, porque en Asturias hay mucha tradición de piragüismo, sobre todo gracias al Descenso Internacional del Sella”, relata el piragüista, que asegura que vive en Madrid porque su club, el Piraguamadrid y sus patrocinadores, uno de ellos el Canal de Isabel II, le permiten entrenar en las mejores condiciones.

“Estamos acostumbrados a ver piraguas en Asturias, y otras partes del norte, pero en Madrid también es posible practicar el piragüismo”, dice defendiendo las bondades de esta modalidad deportiva. “No solo se ejercitan los brazos, sino que se potencian las piernas, que son las que más sufren”. Según Craviotto, lo mejor del piragüismo es que no se practica en un gimnasio: “Estás al aire libre y en plena naturaleza. En pantanos o en ríos, es una maravilla”.

En la Federación Madrileña de Piragüismo aseguran que Craviotto mueve masas, y no dudan en considerarle uno de los deportistas más mediáticos: “Este es un debate que vuelve cada cuatro años. Siempre me preguntan si se nota la fama después de la olimpiada. Y es verdad que después de la medalla nos llamaban de todos los sitios. Pero conforme pasa el tiempo todo cambia. Y ahora, días antes de la competición, me llaman de muchos sitios. Pero soy consciente de que el fútbol en España es lo que más vende y ya está. En Hungría el deporte más importante es el piragüismo, en cambio. Pero tampoco nosotros queremos ser deportistas famosos”. Quizá por no ser famoso Craviotto se vio obligado a presentarse a una oposición de policía con 18 años. “Pues de algo hay que vivir. Pero yo tengo suerte y la beca ADO está muy bien. Vivo sin lujos. Pago la letra de un piso y tengo coche. Poco más”.

De aquí al 10 de agosto, cuando tendrá que clasificarse para la final del día siguiente, este deportista mantendrá su rutina: “Entreno seis horas al día. Todo está planificado para llegar al máximo nivel y no estar agotado. Ahora hay que apostar más por la calidad que por la cantidad. Y espero estar cerca de los puestos de cabeza. Pero soy muy prudente y no quiero decir nada más. Espero dedicarle a mi compañero Perucho una buena clasificación”.

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