López se aferra al discurso social
El ‘lehendakari’ ahuyenta el adelanto electoral, pone en valor su gestión y se plantea el reto de los Presupuestos Ausencia empresarial en la conferencia
Patxi López se ha revestido de un discurso social, combativo, de llegada fácil, con el que está dispuesto a agotar hasta el último minuto de la legislatura. Lo va a procurar, además, jugando al contragolpe, esgrimiendo el ataque de la responsabilidad y la puesta en valor de la gestión de su Gobierno vasco para defenderse de quienes le piden un adelanto electoral. Ayer, en un acto de KPMG y El Correo, en Bilbao, lo dejó tan claro que se permitió el desafío, incluso, de retar a PNV y PP —sin citarlos, eso sí— a que por cuestión de país en estos tiempos de crisis, aprueben los próximos Presupuestos. El lehendakari sabe que si entonces nadie le apoya, no tendrá más que remedio que llamar a los vascos a las urnas. Hasta entonces habrá partido.
De momento, López se siente mucho más cómodo sin el corsé del PP. De hecho, está liberado para cargar de mucha más intención política su mensaje, precisamente cuando se siente más acosado por una soledad parlamentaria, que no parece quitarle el sueño. Así, ante la acusación de un constatable aumento de la deuda pública vasca, como viene insistiendo el PNV y su futuro candidato Iñigo Urkullu, el lehendakari replica que el Gobierno Ibarretxe elevó un 41% el gasto corriente en el último año y medio de su último mandato. Nadie en una sala de cien comensales pareció sentirse aludido, quizá porque no se vio a cargo nacionalista alguno. A los empresarios les ocurrió otro tanto. El vacío de la gran patronal fue ostensible en el acto, donde López, fiel a su ideario socialista, les negó, rotundo, las pretensiones de Confebask de facilitar la privatización de algunos servicios públicos y de aceptar más rebajas fiscales.
Propone desarrollar sus planes en marcha y pide otra política económica
Con todo, estas ausencias tan significativas del empresariado en un acto sin competencia en la agenda del lunes siempre tienen una razón de ser: hay quien otea cambios en el horizonte político, otros se sienten en las antípodas ideológicas, mientras algunos, incluso, lo uno y lo otro. Los socialistas, en cambio, enfrascados en la difícil tarea de buscarse a sí mismos en su discurso tampoco lloran ahora este tipo de desprecios.
Pero el tono anímico del lehendakari parece dispuesto a un combate de largo recorrido. Ya lo hizo en el escaparate de Madrid la pasada semana y en su entorno de Gobierno y de partido se sienten “encantados” con la nueva versión. Ha dado por superada la etapa de la crítica a los recortes en educación y sanidad para adentrarse en un mensaje de pactos, sobre la conveniencia, dice, de “plantear una estrategia a medio plazo”, donde aboga por “una nueva política económica” que cree empleo, propicie la competitividad y acabe con los desajustes fiscales.
López parte de la base de que “lo que necesita Euskadi no es una precampaña y unas elecciones que paralicen los planes puestos en marcha para dar respuesta a los graves problemas que acarrea la crisis”, dijo ayer. Sobre este pilar argumental desarbola, de entrada, los ímpetus, sobre todo de Urkullu, por acortar la legislatura, una vez que Antonio Basagoiti ha comprendido que el PP no se va a desgastar acompañando al PNV en este tipo de reivindicación que no le aportan nada cuando más arrecia el temporal contra Mariano Rajoy.
Así las cosas, López trabaja con la idea de que seguir hasta el final del actual mandato no le supondrá ningún desgaste. Al contrario, cree que le permitirá explicar con más tiempo a la sociedad vasca “la contribución a la paz” del actual Gobierno vasco, su defensa del autogobierno por “la validez del Estatuto de Gernika”, el apoyo a las empresas “para afrontar la crisis, fomentar el empleo y potenciar la internacionalización”, y la apuesta para hacer posible “una Euskadi entre diferentes”.
El lehendakari cree que lo puede lo hacer. Ninguna pregunta le dio pie a dibujar el futuro Parlamento, pero si aprovechó el análisis sobre la economía para advertir de los riesgos de planteamientos soberanistas y, llegados a ese punto, se acordó de Batasuna para reivindicar “la verdad y la justicia como requisito de convivencia en Euskadi”.
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