La monja que defiende a Chávez
Teresa Forcades se confiesa sobre medicina y religión, pero también de política y economía
“La renovación de la Iglesia tiene que llegar de las bases, desde arriba nunca ocurrirá”. Eso lo dice Teresa Forcades (Barcelona, 1966), monja benedictina del monasterio de Sant Benet en Montserrat, que salió a la luz pública por cuestionar la gripe A y la actuación de Gobiernos y empresas privadas. Pero su pensamiento heterodoxo no solo se reduce a la medicina, en la que es doctora en salud pública, sino que se extiende a la política, la economía y también la jerarquía eclesiástica, tal como puede leerse en el nuevo libro Converses amb Teresa Forcades, de la periodista Eulàlia Tort (Dau).
Sus críticas a la falta de libertad de pensamiento dentro de la Iglesia católica han provocado tensiones e incluso algún toque de atención por su posición respecto al aborto. “En los últimos 25 años parece que la opinión de la jerarquía se haya reducido a temas de moral sexual y encima con una visión muy estrecha, pero es necesario que no se identifique la jerarquía con la Iglesia”, sentencia Forcades.
En las charlas con Tort, sin embargo, también hubo tiempo para hablar de otros temas, como el que convirtió a una monja benedictina en figura pública en el panorama médico. Forcades denuncia irregularidades manifiestas en la actividad de las grandes farmacéuticas, desde el control que ejercen sobre las agencias que revisan sus investigaciones —“la OMS recibe más del 50% de su financiación de las compañías privadas y no de los Estados”, dispara— como en el planteamiento de las hipótesis, apuntando incluso a que se crean enfermedades de la nada. Realizadas ya en el contexto de crisis, las entrevistas también derivan hacia la realidad económica. Forcades cita al filósofo esloveno Slavoj Zizek cuando dice: “Si algo caracteriza la cultura del siglo XXI es su capacidad imaginativa y, sin embargo, la mayoría de gente no cree que haya una alternativa al capitalismo”.
En la presentación del libro, la monja, teóloga y doctora fue muy clara: “Debemos plantearnos qué significa desmantelar el Estado de bienestar, porque también implica acabar con las libertades de expresión y opinión”. Y añadió que los problemas deberían poder resolverse “en democracia, pero si resulta que lo que tenemos es una dictadura financiera, entonces hablemos claro”.
“La teología es feminista o no es verdadera teología”, defiende Forcades
Sabiéndose atrevida, en las conversaciones Forcades considera más populista a Obama por su campaña “personalista” o a Rodríguez Zapatero por “no cumplir sus promesas” que al presidente venezolano Hugo Chávez. La doctora en medicina recuerda sus viajes a Venezuela en los que, pese a llegar con “ideas preconcebidas: falta de libertad de expresión, de prensa, prácticas dictatoriales de un líder carismático”, la vida de la gente le dio pruebas de lo contrario. “Antes del Gobierno de Chávez había más del 20% de personas en situación de pobreza extrema y hoy el porcentaje se sitúa en el 7%”, destaca Forcades, quien añade otro dato: “en menos de 10 años, Venezuela ha alfabetizado el 95% de sus ciudadanos según cifras de la Unesco”.
No niega el culto a la personalidad de Chávez, pero sí considera que muchos de los que hablan de él “no han escuchado nunca un discurso entero” y que las frases que llegan a nuestros telediarios “han perdido el contexto por el camino”. Prefiere hablar del Chávez “culto, estratega, inteligente, amoroso con la historia de su país y que ha sido capaz de animar a la gente obteniendo mayorías absolutas”.
Un planteamiento heterodoxo que se traslada también a su visión de la mujer. Autora del ensayo La teología feminista en la historia, Forcades destaca en sus charlas con Tort que “la teología es feminista o no es verdadera teología”, ya que “las relaciones entre hombres y mujeres queridas por Dios son de igualdad y respeto recíproco”.
Incluso a día de hoy los discursos de igualdad caen siempre en entender a la mujer como la que ejerce el “rol de mantener los valores” y como motivo apunta a que “vivimos la vida adulta con patrones infantiles: alguien debe cuidar (la que hace de mamá) y alguien debe dejarse cuidar (el varón)”.
Más perlas. “El punto de partida para cualquier pensamiento crítico es constatar esta contradicción” en referencia a la igualdad. Una situación que ha vivido dentro de la institución eclesial y para la que no encuentra “justificación teológica” Añade: “¿Cómo puede ser que las mujeres deban callar en la Iglesia y subordinarse al marido?”. Por eso, considera que es necesario plantearse “qué quiere decir cada texto situado en el conjunto de la revelación” y no interpretar al pie de la letra.
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