Un libro infantil reivindica la escritura musical junto al lenguaje literario

Josep Cháfer tiene debilidad por los duendes. Lo sugirió con Salim (Alfaguara, 1994) y lo confirma ahora con Elis (Tàndem, 2012). “Soy de Macastre”, explica Cháfer, “un lugar donde el castillo es el foco de admiración y todas las historias que nos contaban de pequeños habían pasado allí”. La historia de Elis comienza en las entrañas de una montaña, debajo del castillo, desde donde, nada más comenzar esta novela corta, suena una melodía triste que encanta al duende Elis y le invita a salir del pozo. Para quien sepa leer una partitura, escuchar esa triste melodía es tan sencillo como leer las notas impresas en la primera página del cuento, correspondientes a una pieza titulada Crepuscle. Pocas páginas después, el lector tiene ante sí la notación para flauta de otra pieza titulada Nostàlgia. E incluso alguna canción, como Enyorança, aparece completa en una doble página desplegable con las correspondientes indicaciones para flauta y canto. “Hay una reivindicación detrás”, aclara Carlos Marquina, autor de la música, “y es que el lenguaje musical, en tanto que escritura está presente en la sociedad”. Marquina es profesor y director del grupo de cámara Música Cordis.

Quien prescinda del lenguaje musical puede seguir con idéntico interés las aventuras del duende y los amigos que se encuentra al salir al exterior. Pero al principio del libro se advierte que las músicas que hallarán en sus páginas, “ayudarán a recrear paisajes, personajes y situaciones de esta historia”. Y también se aconseja tener una flauta, un violín o un piano a mano. De hecho, en la presentación del libro este jueves en Valencia, puso la banda sonora al piano Laura Pastor, una niña de ESO. “Hemos incluido dos versiones más de las partituras”, añade Marquina, “una para piano y otra para instrumental Orff”, que se pueden descargar desde la web de Tàndem Edicions.