“Sé que reparten chicas por la carretera”
El alcalde de Vilabertran, Martí Armada, admitió que alquilaba pisos a proxenetas
El alcalde de Vilabertran, Martí Armada i Pujol (ERC), era plenamente conocedor de que tenía alquilado un bloque de viviendas a una red de proxenetas de una banda búlgara que explotaba a mujeres en la carretera en Figueres (Alt Empordà, Girona). El Cuerpo Nacional de Policía le tomó declaración como testigo en una amplia operación que acabó con 15 detenidos a principios de mayo. Entonces, a preguntas de este diario, aseguró que no sabía “nada” de la actividad de sus inquilinos. Pero sí lo admitió ante la policía, según consta en su declaración, a la que ha tenido acceso EL PAÍS.
“Sé que reparten a chicas por la carretera, es de dominio público”, indicó el alcalde a los agentes el pasado 8 de mayo. Y añadió que veía a sus arrendatarios frecuentemente “en el casino” que está “enfrente de su negocio”. El edil llevaba años alquilando los pisos a presuntos explotadores sexuales, según fuentes cercanas al caso. Estos iban cambiando, pero se dedicaban a lo mismo, según esas mismas fuentes.
El bloque, en el número 5 de la calle de Magre en Figueres, es propiedad de la sociedad mercantil Dolors Tomàs, SL, que comparte con su mujer. El edificio está compuesto por ocho viviendas donde vivían parte de los detenidos. Este diario trató ayer, sin éxito, de obtener de nuevo la versión del alcalde y saber por qué no denunció a la policía a qué se dedicaban las personas a las que alquilaba por 400 euros cada piso. Los detenidos abonaban de forma fraccionada el alquiler. Acudían a la cafetería que también posee Armada y pagaban al camarero.
En su declaración, el alcalde admitió que tuvo un piso arrendado a Mariyana S., que se encuentra en prisión preventiva por formar parte de la banda búlgara, según fuentes cercanas al caso. Asimismo, Iglika A. tenía arrendado el 2º B y está también en la cárcel. El titular del juzgado de Instrucción número 2 de Figueres decretó prisión preventiva, en total, para 12 de los 15 detenidos, donde continúan por delitos de trata de seres humanos, amenazas y coacciones. Está previsto que el alcalde declare hoy ante el juez.
La banda explotaba sexualmente a una veintena de mujeres de origen búlgaro en la carretera Nacional II, a su paso por Girona. Los presuntos proxenetas las golpeaban cuando se negaban a prostituirse y las tenían largas jornadas en la carretera, así lloviese o cayese el sol a plomo. Las tres mujeres de la banda detenidas eran, presuntamente, las controladoras y llevaban el día a día. Los hombres solo intervenían cuando había problemas en la carretera, según fuentes del caso. La operación sigue abierta.
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