El entrenador necesario
Hay un hecho indudable: Bielsa ha cambiado el Athletic, no su filosofía, sí su ideologìa y su práctica
Habrá detractores de Marcelo Bielsa, porque amagó y no dio en el último momento, y seguidores del técnico argentino porque convirtió al Athletic en el máximo protagonista europeo tras el bipartidismo de Madrid y Barça, no solo en España sino en toda Europa. Habrá de todo, como con Guardiola y con Mourinho. Habrá nostálgicos del patadón, de las clasificaciones, de la actitud racial, de lo que se quiera concebir que para eso el fútbol es tan democrático con todas las ideas (que en el fondo son una) y habrá bielsistas que irán más allá de donde Bielsa va, que no reconocerán los errores que él reconoce y que sobrevalorarán los aciertos que él imputa a los jugadores. El fútbol, en España, siempre ha sido así: cosa de presidentes y entrenadores. Los futbolistas siempre han sido operarios muy bien pagados salvo cuando con los dolares en el pecho vuelan por la galaxia como un jumbo de cripotonita (léase dolares).
Pero en uno u otro lado de la barricada, nadie podrá negar que Marcelo Bielsa era, objetivamente, el entrenador necesario para el Athletic. El tipo que comenzó a rediseñar la catedral, sin afectar a sus cimientos, y ha generado un estado de ánimo futbolístico rayano con el éxtasis, aunque haya concluido con una sensación de que el último acorde resultó desafinado. Hasta Bruce Springsteen se le escapa un gallo y sigue llenado los conciertos.
Hay un hecho indudable: Bielsa ha cambiado al Athletic. Respetando su filosofía, le ha cambiado la ideología futbolística, le ha propuesto una inmersión en la modernidad, ha dado con la tecla que ansiaban la mayoría de futbolistas y ha cambiado el ritmo de trabajo en Lezama hasta límites insospechos.
No es un mal bagaje para ser el entrenador necesario, del mismo modo que Guardiola no lo fue por la multitud de títulos que ganó sino por el espíritu y la impronta que inoculó al club de sus amores y que perdurará a su presencia. Algo parecido se podrá decir de Mourinho que devolvió al Real Madrid al estrellato nacional, aunque fuera a costa de estrellarlo en la simpatía popular. Cada cual mide la influencia de su prima de riesgo. Ahora mismo, Bielsa, Guardiola (que ya n o está) y Mourinho son los entrenadores necesarios para sus respectivos clubes. En el camino anda el Cholo Simeone, fraguando a fuego lento el carácter de un equipo con déficit de personalidad.
Son los entrenadores necesarios, los que si se van (caso de Guardiola) dejan un hueco intangible. Por eso para el Athletic es una buena noticia que quien hizo el cambió lo ratifique, que quien creyó en sus futbolistas siga manteniendo su fe, que quienes creyeron en él (el público) sigan teniendo un referente para que la institución sea estable, para que lo que deje, esté y no solo parezca que está.
Nadie sabe en que puesto acabará el Athletic, ni será capaz de repetir una temporada similar a la efectuada. Será difícil porque las playas están llenas de tiburones. En eso ha estado Bielsa devanándose los sesos antes de dar una respuesta convencida. Al final se ha dado cuenta de que era el entrenador necesario, que las obras inconclusas no llevan a ninguna parte, que vale más una novela regular que una novela sin terminar.
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