Las empresas de Fontenla cuentan con activos por valor de 110 millones
Su constructora no pudo esquivar la crisis pese a inyectar seis millones
Al presidente de la patronal gallega le ha cogido el toro de la crisis. “Ya estaba tardando”, ironiza un empresario para explicar el tropezón del recién elegido presidente de la patronal coruñesa, a un año de terminar su mandato en la gallega. Construcciones Fontenla, el buque insignia de su grupo empresarial, ha dicho basta imposibilitado para hacer frente a deudas que superan los 40 millones de euros. La treintena de empleados que tiene temen que la disolución de la pyme pueda estar a la vuelta de la esquina. Al fin y al cabo le ocurre al 90% de las empresas que presentan concurso, ya no digamos en el sector inmobiliario. Pero Antonio Fontenla tiene sus recursos: es accionista o administrador en una decena de sociedades con más de 110 millones en activos (datos de 2010), escaso personal (apenas referencia empleados en los informes anuales) y un granero sólido de suelo que, bien administrado, puede ayudarle a afrontar el futuro sin sobresaltos pese a las ineludibles depreciaciones.
Sus negocios abarcan desde la energía hidroeléctrica hasta la tenencia de valores, pasando por actividades de apoyo a empresas, servicios financieros, alquiler de inmuebles, garajes, promoción y construcción. “Tenemos la voluntad de salir del concurso lo antes posible”, aseguran en Construcciones Fontenla, muy molestos por el ruido mediático que se ha levantado alrededor de la suspensión de pagos. El presidente de la patronal, accionista mayoritario, es el imán que atrae los focos a la constructora pero insisten en que “no la administra”.
De sobra difundida es su gestión al frente de la Confederación de Empresarios, pero pocos conocen —y hablan— de su perfil profesional. “En la década de los 80 encontró un nicho de negocio: la vivienda de protección. Construyó mucho esos diez años, ofrecía precios adecuados y supo aprovechar el momento”, analiza un compañero de profesión. Con un pie en la obra y otro en los despachos, ha sabido canalizar bien sus relaciones personales. “Desde Paco Vázquez a Caixa Galicia, se supo brujulear. Su presencia pública forma parte de su estrategia para conseguir contactos y aprovecharse de ellos”, dice un promotor. Hace cuatro años la familia del exalcalde coruñés se quedó con la sociedad que tenían a medias, Iglevaz, ahora administrada por Francisco y Elena, hijos del exregidor. Esa firma, como destapó en su día el diario La Opinión, fue creada por Fontenla en 1998 con las sílabas de los apellidos de Francisco Vázquez y su mujer, María del Carmen de la Iglesia, para gestionar patrimonios. Cuatro años después, el presidente de la patronal la transmitió a la esposa y los hijos del entonces alcalde. Pero sus negocios continúan desde Hidroeléctrica de Arnoya, una rentable productora de energía contra la que grupos ecologistas y vecinales lucharon en su día sin éxito por causar graves daños medioambientales. Esa empresa, que se benefició de concesiones discrecionales durante el gobierno de Manuel Fraga en la Xunta está participada por la sociedad patrimonial Gespifont (Fontenla) e Iglevaz (Vázquez).
El sector financiero gallego también ha confiado en Fontenla. De los más de 40 millones de deuda de la constructora, Novagalicia es acreedora del 20%, ocho millones. Del resto de acreedores, incluido Hacienda, nada quieren decir en la firma. La promotora tiene colgados dos bloques de apartamentos en A Coruña: la Torre Elios en el recinto ferial y la torre Radiant, con más de 250 viviendas. En el polígono de Los Rosales cuenta con otro edificio de protección oficial de ocho pisos. Los trabajadores, según un delegado sindical, están prácticamente al día en sus nóminas.
Hasta suspender pagos, el camino de Fontenla ha sido largo. Hace dos años tenía una posición minoritaria en la constructora y un lío tremendo con sus hermanos. El grupo familiar se había precipitado al vacío fuera de su ámbito natural, A Coruña, al saltar el océano para buscar negocios en México, donde dos sobrinos negociaban sus propias aventuras empresariales. El cisma estaba servido y Fontenla optó por realizar, en plena crisis, varias inyecciones de capital para tomar el control que había perdido en 2004, cuando dos hermanos unieron sus votos contra él. Con la burbuja en pleno reventón, realizó inyecciones de 4,3 millones en marzo de 2010, otros 500.000 euros en diciembre de 2011 y la última, de 668.000, el 31 de mayo de este año. Como consecuencia, ahora tiene el 51% del capital frente a sus hermanos, María Luisa (1,4%), Felisa (1,4%) y Manuel, (3,3%). Su cuñada, María Dolores Piñeiro, tiene un 19% y el resto se lo reparten los sobrinos de las ramas Piñeiro y Piedrahita. “Es una persona prudente, conservadora. Algunos pensaron que esa operación era una locura, pero demostró que no es un hombre ambicioso de dinero, quiere que Construcciones Fontenla tenga una trayectoria”. Habla un empresario muy cercano que rechaza la equiparación de este caso al del expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.
Del resto de su grupo, la tercera empresa por activos es Parque Ofimático SL, dedicada a la promoción inmobiliaria y con una buena bolsa de solares en el polígono que acumula años de retraso y sentencias judiciales.
Presiones a la plantilla
“La clase empresarial no debería estar representada por personas cuyas empresas están en suspensión de pagos. No es un buen ejemplo. Porque, para empezar, se necesita mucho tiempo para levantar un concurso y a la vez dedicárselo a la organización que representa”. La frase es de un empresario de la construcción, pero aglutina una opinión extendida y pronunciada en alto por las federaciones del ramo de CC OO, UGT y CIG en los últimos días. Sobre todo porque la suspensión de pagos de Fontenla se anunció una semana después de que renovase su cargo en la patronal coruñesa.
Quien sí lo defiende es el presidente de los constructores de esa ciudad, Antón Arias, que sin entrar a valorar su gestión cree que este es un momento inédito en el sector. También Francisco Rodríguez, presidente de la patronal ourensana, insiste en que “la sociedad castiga muchísimo lo que se puede entender como un fracaso”, pero recuerda que es una circunstancia más que puede afectar a cualquier empresario y que se debe entender dentro de la normalidad.
Pero los sindicatos aluden a la negra sombra de casos como el de Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE, en Marsans, aunque pocos lo equiparan. “No tememos el efecto dominó. A Fontenla le importa su imagen pública, esa es una baza para que no deje tirada a la plantilla”, asegura un delegado sindical. En las últimas semanas reconoce que en la plantilla han recibido presiones para que no se publiquen datos que empañen la imagen de la sociedad.
En el plazo de un mes se conocerá el plan de viabilidad y comenzarán a vislumbrarse las posibles soluciones del concurso.
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