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Sota, caballo y Kravitz

El artista tiró de sus grandes éxitos y enloqueció a un público entregado con un paseíllo de 10 minutos entre la muchedumbre que llenaba el Coliseum

Lenny Kravitz, el jueves pasado, en el Coliseum de A Coruña.
Lenny Kravitz, el jueves pasado, en el Coliseum de A Coruña.GABRIEL TIZÓN

Todo era previsible en el directo de Lenny Kravitz el jueves noche en el Coliseum de A Coruña. Dio, como se esperaba, espectáculo de alto voltaje —ahí estaban 34 toneladas de luces, pantallas y escenografía icónica—. Y desplegó su habitual impecable rock de amplio registro. Con su banda de siete músicos, entre ellos un excelente trío de vientos que regaló los mejores solos, este maestro de la escena pasa sin inmutarse, relajado y casi indolente, por la balada pop, el soul y el funk aderezados con algún que otro destello de electrónica o hard.

Era previsto también que el artista estadounidense pasara casi de puntillas sobre su último trabajo Black and White America, que da nombre a esta gira. Solo interpretó cuatro temas, y convenientemente dispersos, en un total de 15 que fueron como un repaso (otra vez) a sus 23 años de carrera: no faltó ninguno de sus mayores éxitos, que lo encumbraron en la década de los 90. Kravitz fue encadenando ordenadamente, siguiendo un guión bien engrasado e inmutable, Where Are We Running, Fly Away, American Woman, Believe y el archiconocidísimo Are You Gonna Go My Way.

Sí, era lo previsto que como la víspera en Valencia o el pasado fin de semana en su primera actuación en Marruecos, este animal de escena jugase a camelar al público, a elogiar la camiseta de una fan anónima perdida en medio de un coso abarrotado o la de un grupo alejado en mitad de las gradas también llenas. Y repitió en A Coruña su mensaje del momento: mucho amor y agradecimiento eterno por comprar una entrada (de 36 a 46 euros) en estos “tiempos malos de crisis, en los que la gente trabaja duro para tener algo de dinero”. El Coliseum coruñés estaba a reventar. Más del 80% del aforo vendido en día laboral (unas 8.500 personas) y “con la que está cayendo”: satisfacción plena también para los responsables del recinto municipal.

“La’ Coruña, ‘La’ Coruña, ‘La’ Coruña!”, tuiteó agradecido el músico

Pero en A Coruña hubo más. Kravitz se saltó el guión. Primero regalando un bis que no estaba previsto, otra canción de amor, I'll Be Waiting. Y luego ese apoteósico final que quedará en los anales. Mientras hacía corear el estribillo de su primer gran tema Let Love Rule (Que reine el amor), se dio un increíble paseíllo de 10 minutos entre la muchedumbre. A medio camino entre el papel de líder espiritual y de torero que se había ganado de antemano orejas y rabo de toda la manada, el norteamericano recorrió la delantera del foso, subió a las gradas del medio y se paseó entre las gentes al borde del extásis por la proximidad física de su ídolo. La temperatura estaba al máximo en todos los sentidos. Todos querían tocarlo, manosearlo. Da igual que la música pasara a segundo plano. El momento cumbre de la actuación fue cuando se subió a la tabla de sonidos, en el fondo de un coliseo enloquecido, y luego logró cruzar la platea por el medio de la gente que se abalanzaba sobre él.

La verdad es que el fervor y la entrega del público fue total desde el primer minuto del concierto. Fue convenientemente calentado por tres DJ teloneros, entre ellos un novato en estas lides, el motero Fonsi Nieto. “Quiero que os sintáis como yo me siento”, desbordante de agradecimiento y amor, lanzó Kravitz desde el escenario antes de su recorrido casi hípico con el que demostró que sigue levantando el fervor de las masas. Mal que le pese a la crítica que lo encasilló hace tiempo con la etiqueta de más de lo mismo. Fans de todas las edades. Los que están al filo del medio siglo de vida como él (acaba de cumplir 48) y lo siguen desde sus inicios en vinilo. Y los veinteañeros que solo lo conocen en versión mp3. En A Coruña la mezcla de generaciones era homogénea. “¡Pedazo de show!”, resumió con acierto una chica a la salida. “La Coruña, La Coruña, La Coruña!!!” tuiteó ayer, junto a una foto de la hazaña, un agradecido Lenny.

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