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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Vídeos por todas partes

CityScreen, ‘off’ del festival Screen, muestra trabajos en lugares como bares, tiendas, peluquerías...

Vídeo en el escaparate de una peluquería del Raval en el marco del CityScreen.
Vídeo en el escaparate de una peluquería del Raval en el marco del CityScreen. JOAN SÁNCHEZ

La cita es en el Bastió Blaugrana, un bar de la calle de Jovellanos de Barcelona que había sido el Petit Xaica y que ahora acoge a una peña barcelonista para ver los partidos desde las innumerables pantallas que tiene el local. Allí nos esperan el programador Conrado Uribe y uno de los directores del ciclo —Carlos Durán—, que cual maristas redivivos nos llevan de excursión esta mañana. Empezamos pues con la proyección de una performance titulada Boniek, de Massimo Furlan, un artista suizo que gracias al patrocinio del Gobierno polaco ha deconstruido con mucha ironía el histórico partido de fútbol entre Polonia y Bélgica (3-0), celebrado en Barcelona durante el Mundial de 1982. Para ello, la filmación muestra al auténtico Zbighiew Boniek —el jugador que marcó dos de los tres goles de su selección—, reproduciendo coreográficamente los movimientos que hizo aquel día, solo que sin balón y en un estadio vacío. El absurdo del deporte, desenmascarado con grandes dosis de cariño y buen humor.

Con propuestas como esta se topará todo aquel curioso que decida seguir las cuatro rutas que componen el festival CityScreen y que se celebra estos días en Barcelona. Concebido como un off del festival Screen, da la oportunidad de ver gratuitamente un buen número de vídeos de creación de una manera diferente. Esta vez el contenido del ciclo se muestra paseando, con una cuidada selección de autores de todo el mundo repartidos en lugares insólitos: desde tiendas de productos ecológicos a heladerías, pasando por bares, restaurantes, peluquerías y librerías. Los locales que colaboran ofrecen —hasta el próximo miércoles— un recorrido singular por el arte contemporáneo más joven.

La primera ruta en empezar —y la más extensa— es la que tiene por escenario el Raval, pero actualmente también están en marcha las del Gòtic, Poble Sec y Poblenou. Caminando por las calles de estos cuatro barrios uno puede toparse —por poner un ejemplo—, con una acción de Luís Úrculo en la tienda de muebles Room Service de la calle de los Àngels. Este artista madrileño reproduce frente a la pantalla edificios famosos de los arquitectos Mies van der Rohe, Oscar Niemeyer, Bruce Graham y Frank Lloyd Wright usando solamente objetos cotidianos como platos, coladores y gomas de borrar.

Justo al lado, la galería Espai 2 cobija las instalaciones de Pep Agut, Michael Snow, Ion Grigorescu y Haron Farocki. La de este último —titulada War Tropes—, muestra una catarata de filmaciones bélicas que se suceden a través de cinco pantallas que consiguen crear una atmósfera realmente inquietante. En la tienda Hey-Ho Skate Schop de la calle de Ferlandina presentan sus trabajos los colombianos Paulo Licona y Carlos Castro, con los que indagan en las relaciones de vecindad en aquella parte del mundo (los que ya hayan visto su obra habrán comprobado que la teoría política del dóberman no es exclusiva de nuestro país).

En la galería La Miscelánea de la calle de Guardia, Miquel García hace una reflexión sobre el futuro y los cambios en la práctica del comercio carnal con Prostitución, un trabajo subtitulado explícitamente: Prácticas relacionales en peligro de extinción. En la librería La Central del Raval pueden verse las piezas ganadoras del proyecto Almacittà, organizado por el colectivo Almazen. Y en el taller de ropa de diseño Muchafibra, el israelí afincado en Estados Unidos Amit Berlowitz nos interroga con sus inquietantes micropelículas. ¿Qué pasaría si jugásemos al escondite y al terminar de contar ya no hubiese nadie?

Entre casi 100 propuestas que integran el festival, también destacan la videoinstalación The Mouse, de los suecos Bigert y Bergström, en el convento de Sant Agustí de la calle del Comerç; la pieza socio-gastronómica Sabores y lenguas del Raval, de Antoni Miralda, en el Food Culture de la Ronda Sant Antoni; los vídeos descargables en el móvil a través de los puntos QR que hay en todos los espacios participantes y la selección Mobilevideo-art compuesta por imágenes rodadas por personas distintas con su teléfono móvil que se podrán visualizar on-line en la página del festival (www.screen-barcelona.com). Imágenes y relatos al alcance de cualquiera y a pie de calle, para difundir y mostrar arte en este formato audiovisual.

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