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Barakaldo

El novio de la joven asesinada dice que vivía aterrorizada por el maltrato

El padre de la fallecida testifica que su hija estaba “como anulada, alterada, no era feliz”

El País
Un funcionario judicial enseña al novio de la asesinada el arma con la que fue atacado.
Un funcionario judicial enseña al novio de la asesinada el arma con la que fue atacado.LUIS ALBERTO GARCÍA

El novio de la joven asesinada en 2010 en Barakaldo, crimen por el que la Audiencia de Bizkaia está juzgando a su expareja, testificó en la sesión de ayer de la vista que la mujer llevaba cuatro años sufriendo malos tratos continuos, aterrorizada por el acusado.

Cristina E.B. murió el 6 de diciembre de 2010 de una cuchillada en la nuca en su domicilio de la citada localidad vizcaína. Su exnovio, Seidel M. G., está acusado de esta muerte, así como de intentar matar poco después al nuevo compañero de la joven, Aingeru C.

Este último relató ayer al tribunal que el día del crimen entró con Cristina a su casa y de repente notó un fuerte golpe en la espalda. Cuando se giró y vio la cara de su atacante pensó que “ya sabía a lo que había venido”, por lo que le suplicó que no le matara. “Todo fue muy rápido, en menos de un minuto y no hubo tiempo para intentar defenderse”, añadió, informa Efe. El joven pasó varias semanas hospitalizado por heridas en el cuello, lesiones que le han dejado marcadas cicatrices y problemas psicológicos.

Meses antes del crimen, la mujer le había confiado que llevaba tiempo queriendo romper su relación con el acusado, pero “tenía miedo” porque le había amenazado de muerte en reiteradas ocasiones.

También testificó ayer el padre de la fallecida, quien detalló que la relación con el acusado cambió a su hija, quien estaba “aterrorizada, como anulada, alterada, no era feliz”. Por ello intentó en dos ocasiones denunciar a la Ertzaintza “ese maltrato y ese acoso” que sufría su hija, convencido de que, “algo podía pasar”, pero las denuncias no fueron tramitadas.

Igualmente comparecieron la madre y varios amigos del acusado, quienes coincidieron en que les sorprendió que un juez dictase una orden de alejamiento contra el acusado, pues la relación con Cristina “era normal”. “Discutían como todas las parejas”, pero nunca vieron que él le pegara; “al contrario, era un calzonazos”, sostuvieron. El acusado cumple actualmente una condena de ocho años de prisión por malos tratos a Cristina.

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