Galicia oposita a Primera

La excitación del final de temporada afecta incluso a los más mesurados y reflexivos. Ayer Dani Aranzubía, meta del Deportivo, acabó su comparencia ante los medios de comunicación con una exclamación. “¡Vamos a ganar!”. De hacerlo el equipo coruñés regresaría a la máxima categoría del fútbol español un año después de un descenso que podría no ser tan traumático: el propio Aranzubía reconoció no hace mucho que al final, visto lo visto, la reactivación de la gente y de la entidad, de la ciudad con su equipo, hasta aquel palo pudo resultar positivo.

Primero deben superar hoy al Huesca (20 horas, Canal+1), que como Las Palmas, Xerez o Nàstic, los tres últimos oponentes del Deportivo no se juega nada en el envite, pero que ha ganado tres de sus últimos cinco partidos a domicilio.

El triunfo garantiza el ascenso al Deportivo, también conseguir al menos el mismo resultado que el Celta en Tarragona o el Valladolid en Alcorcón. Incluso si los vigueses empatan hasta una derrota les haría festejar. Por eso, porque las opciones son tan claras, A Coruña se apresta a la fiesta. Con la precaución de pasados varapalos —”cuidado con la fiesta que nos la quitan de los fuciños”, había dicho Arsenio en las vísperas del fatídico penalti de Djukic—, pero con la ilusión de quien toca el objetivo. “La temporada se está haciendo larga y al final nos está faltando algo de chispa, pero en cuanto saltemos al campo se nos olvidará todo eso y seremos conscientes de lo que nos estamos jugando”, valora Aranzubía. “Es normal que tengamos tantos apuros. El desgaste es físico y emocional”, incide el extremo portugués Bruno Gama, uno de los destacados en el último tramo del campeonato, quizás beneficiado porque, lesionado de inicio, empezó más tarde que sus compañeros.

Esa agonía se refleja en el parte de bajas. Valerón y Zé Castro ya han finiquitado la temporada con sendas lesiones musculares. Cartesiano en sus decisiones, parece más que probable el técnico José Luis Oltra confíe para suplirles en Riki y Borja, los mismos dos hombres que les reemplazaron en Tarragona. “Dependemos de nosotros”, dice Oltra, quien recuerda que en último caso los cuatro puntos de colchón sobre Celta y Valladolid ofrecen una última posibilidad de rectificación en la jornada final ante el Villarreal B. Nadie en A Coruña quiere imaginar ese escenario.

Tampoco el Celta tendría por qué esperar a ese acto final para que su gente acuda a la Plaza de América a celebrar el regreso a Primera División después de cinco años. Para ello debería derrotar al descendido Nàstic en Tarragona (20 horas, TVG) y aguardar que el Alcorcón, que recibe al Valladolid venza a los castellanos. “Alcorcón es un campo muy complicado, pero en estos casos las necesidades pueden más, ya les he dicho a los jugadores que no cuenten con que caiga el Valladolid”, advierte el técnico celeste Paco Herrera, que prefiere ponerse en lo peor.

Dos puntos precisa el equipo madrileño para asegurar su participación en la promoción de ascenso. Puede encontrarlos en su visita en la última jornada a Soria, pero hay dos factores, más allá de los apuros, que le deberían empujar a no dejarlo para el final: guardar su cuarto puesto actual en la tabla le daría la opción no sólo de jugar la vuelta del primer emparejamiento del play-off en su campo sino que le otorgaría la victoria en caso de empate en un enfrentamiento directo ante un equipo peor clasificado porque éste año se ha determinado que no habrá tandas de penalti y se privilegiará en el desempate a quien haya demostrado más regularidad en la liga.

Al Celta también le afecta la exigencia de una Liga de 42 jornadas en la que además hoy juega su séptimo partido en un mes (contando la media hora pendiente que tuvo que disputar en Cartagena). Aspas, Álex López y Roberto Lago acabaron doloridos la cita del pasado miércoles contra el Xerez, pero no faltaran esta tarde. Sólo lo hará Hugo Mallo, sancionado. Aunque Herrera anuncia algún cambio en el once y pide “paciencia e inventiva”.