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El festival de Cans consolida su marca de calidad entre galpones y chimpines

Héctor Carre presenta una historia de suspense titulada ‘Personal Movie’

Los miembros del jurado posan ayer en Cans.
Los miembros del jurado posan ayer en Cans.

El periódico oficial del certamen, Canzine, se hace eco del fenómeno. Los premios y menciones en otras citas cinematográficas que van acumulando los audiovisuales que se estrenan en el Festival de Cans (O Porriño) van camino de convertirse en una marca de calidad, como señalan las páginas que dirigen Diego Giráldez y Amparo Rodríguez, responsables de una publicación que ejerce de guía eficaz para cuatro días repletos de actividades, en su mayor parte, gratuitas.

De entre los reconocimientos logrados por algunas piezas presentadas el año pasado destacan las 13 candidaturas y los cinco premios Mestre Mateo de la película Doentes, el Goya al documental Esperando al Juez Garzón y del corto de animación Birdboy, dos Goyas y cuatro Mestre Mateo para Arrugas, la selección de Tralas Luces en el Festival de San Sebastián y la de N-VI en Documadrid y en el Festival de Cine Español de Málaga. Ese trayecto hacia la visibilidad es el que también persiguen las obras, fuera de concurso, que se descubren entre galpones y chimpines.

Y subidos a motocultores llegaron a la sala de proyección en el Círculo Recreativo porriñés, el pasado jueves, los miembros del equipo cien por cien gallego de Personal Movie, del director de cine y escritor coruñés Héctor Carré, primicia en Cans. Rodada en la provincia de A Coruña, Personal Movie es una historia de suspense protagonizada por un padre y un hijo, encarnados por Chete Lera y Santi Romay, con malas relaciones entre ellos e inmersos en un conflicto. “Esta película tiene vocación comercial, pero eso no quiere decir que sea mediocre”, afirmó Carré en Cans acerca de su cuarto largometraje, autoproducido, que llegará a los circuitos de exhibición después del verano.

Xoel López, que actuó ayer, dio a conocer el documental grabado durante su gira

Las fechas son aún más difusas en la sección Fill@s de Cans, que acoge una selección de películas firmadas por creadores vinculados al festival, toda una premonición del cine que llegará. El viernes por la tarde, se pudieron ver escenas de las cintas de animación A Tropa de Trapo na selva do arco da vella y Meigallos, de Alejandro Colls y Virginia Curiá, respectivamente, de la ficción A cicatriz branca de Margarita Ledo y de los documentales Work in progress, de Xosé Antón Moure y Nahum Fiuza, y Fraga y Fidel sin embargo, el segundo trabajo de Manuel Fernández-Valdés. Manuel y Elisa, retrato de la cotidianeidad de un matrimonio de ancianos de O Rosal y primer documental de este pontevedrés de 32 años, resultó premiado ex aequo con Paris #1 de Óliver Laxe en el Festival Play-Doc de Tui en 2009.

De la sencillez de sus primeros protagonistas a la ampulosidad de dos animales políticos a través de los recuerdos de los testigos de su encuentro en Galicia en 1992. El realizador indaga en los factores emocionales presentes en la evocación de los vecinos de las localidades que visitaron. “El documental no habla de ellos dos, sino de cómo los ciudadanos nos enfrentamos al poder: es imposible racionalizar la admiración que llegan a sentir personas que nada comparten con ambos”, explica.

Otro viaje, pero en primera persona, es el que se cuenta en Xoel López —que actuó ayer— y la caravana americana, o el extenso periplo desde 2008 del músico coruñés en “las Américas”, como dijo en el coloquio que acompañó a la proyección de algunas escenas, ya que el trabajo está en fase de montaje. A su llegada a Buenos Aires, López comenzó a grabar con su cámara conciertos y encuentros con músicos de los países que visitaba, después se sumó su amigo el periodista Arturo Lezcano, quien filmó los conciertos de Vigo, Bilbao y Madrid que cerraron el círculo en 2010. “Me gusta ser permeable y transparente y creo que en el disco (Atlántico, 2012) se nota que la experiencia cambió mi forma de escribir y hasta mi propia velocidad”, contó, antes de cerrar la jornada de ayer con un concierto en el Torreiro acompañado por una banda de seis músicos. “Es la compañía que necesito para reflejar este disco en el que suena una gran variedad de instrumentos”, espejo de su contacto con músicas de raíz gallegas, españolas y africanas que convergen en aquel continente.

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