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El pacto con Bildu en San Sebastián aviva las tensiones abiertas en el PNV

Los sectores moderados observan una estrategia para “deslegitimar” a Urkullu

Mikel Ormazabal
Joseba Egibar, presidente del GBB, primero a la derecha durante el pleno de ayer en el Parlamento vasco.
Joseba Egibar, presidente del GBB, primero a la derecha durante el pleno de ayer en el Parlamento vasco.L. RICO

El acuerdo económico que el gobierno municipal de Bildu en San Sebastián ha alcanzado con el PNV para ejecutar inversiones por 78 millones de euros en los próximos cuatro años, fuertemente criticado por los otros dos partidos de la oposición (PSE y PP), tampoco ha sido bien acogido por los sectores más moderados del PNV en Gipuzkoa, que observan en esta decisión una muesca más en la estrategia de la dirección del GBB por “deslegitimar” a Iñigo Urkullu, presidente del partido y principal baza para ser el candidato a lehendakari en las próximas elecciones autonómicas.

El entendimiento Bildu-PNV, presentada en clave municipalista por sus firmantes, adquiere dimensiones que trascienden el ámbito político de San Sebastián, según afiliados de la corriente crítica con la dirección de Joseba Egibar en Gipuzkoa. Estos consideran que el pacto económico pone al descubierto la intención de “alimentar una tensión que sigue latente dentro del partido y aún no ha quedado resuelta”. “Es un movimiento con una clara intención de deslegitimar a Urkullu”, añaden estas mismas fuentes.

“Se alimenta una tensión que sigue latente en el partido”, dicen los críticos

El alcalde donostiarra, Juan Karlos Izagirre, y el portavoz peneuvista en el Consistorio, Eneko Goia, han suscrito un acuerdo por el que Bildu y el PNV se comprometen a impulsar inversiones por 78 millones en el periodo 2012-2015 —20 millones este año, 34,6 millones en 2013, otros 16 en 2014 y cinco millones el último ejercicio—, con partidas destinadas a Tabakalera, la ampliación del Kursaal, el polígono industrial de Eskuzaitzeta donde inicialmente estaba prevista la incineradora, la boulevarización de los barrios de Loiola y Añorga, entre otros proyectos.

El mismo día de hacerse público, el portavoz del PP, Ramón Gómez Ugalde, consideró que la alianza supone “dar un balón de oxígeno” al equipo de gobierno, que a comienzos de abril pasado se vio obligado a retirar su proyecto de presupuestos para este año y a prorrogar las cuentas de 2011 por la falta de apoyos de la oposición. Ernesto Gasco, del PSE, acusó a los peneuvistas de ser el “sostén de Bildu” —gobierna con el apoyo de ocho de los 27 concejales de la corporación— y guiarse exclusivamente por razones partidistas, a pesar de que Goia insistió en que el PNV había actuado con “responsabilidad y prudencia”, poniendo “el interés de la ciudad por encima de todo”.

El apoyo a Bildu se da sin estar resuelto el cumplimiento del pacto en Gipuzkoa

La ejecutiva guipuzcoana del PNV, con plenos poderes para establecer su política de acuerdos y alianzas a escala territorial, ya ha sacado a Bildu de dos aprietos considerables en menos de seis meses. En diciembre pasado, estos dos partidos firmaron en las Juntas Generales un acuerdo que permitió al Gobierno foral de Martin Garitano renovar los presupuestos de Gipuzkoa. Aquello fue posible a cambio del compromiso de los soberanistas de incluir una partida de 10 millones para impulsar la actividad económica y la suspensión durante seis meses la construcción de la incineradora hasta concretar, antes de junio de 2012, el nuevo plan de gestión de residuos de la provincia. Sin estar todavía resuelto este último asunto, que ha motivado fuertes polémicas entre ambas formaciones, el PNV se lanza ahora a prestarle auxilio a Bildu en la capital guipuzcoana.

Entremedio, los sectores críticos con Egibar sitúan en la misma estrategia de desestabilización interna la “campaña” promovida desde el GBB para recabar firmas a favor de que Juan José Ibarretxe —obtuvo unos 2.800 apoyos— vuelva a presentarse como aspirante a lehendakari. Esta vía para “hacerle sombra” a Urkullu, apuntan, pone también al descubierto que “las heridas no se han cerrado” y en el partido coexisten “dos visiones diferentes de entender el nacionalismo y el modelo de articular la sociedad vasca, una basada en el reconocimiento de la pluralidad, y otra que persigue la acumulación de fuerzas entre abertzales”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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