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CORTES VALENCIANAS

Uno de cada tres diputados socialistas se niega a votar a Consuelo Ciscar

El PP excluye a Compromís de la defensa en el Congreso de la reforma del Estatuto Las Cortes piden fondos para los municipios y avalan la privatización de la sanidad

Francisco Camps acudió a las votaciones en el pleno de las Cortes.
Francisco Camps acudió a las votaciones en el pleno de las Cortes.JOSÉ JORDÁN

Una tercera parte de los 33 diputados socialistas en las Cortes Valencianas se rebelaron el miércoles ante el pacto con el PP para cubrir dos vacantes del Consell Valencià de Cultura (CVC) y, aunque apoyaron a su candidato, el compositor Carles Santos, negaron su voto a la candidata del PP, Consuelo Ciscar. Eso hizo que Santos lograra 85 votos, 11 más que la directora del IVAM, que logró 74, y propició que el candidato de Compromís, el escritor Joan Francesc Mira, consiguiera 12, justo el doble del número de diputados de esa formación. Esquerra Unida optó por votar en blanco.

El PP y el PSPV llegaron a un acuerdo para que salieran adelante sus dos candidatos, ya que la aprobación de la propuesta requería el apoyo de dos tercios de la Cámara autonómica, es decir, al menos 66 de los 99 diputados. Pero el perfil de la candidata del PP, añadido a que la ruptura del pacto por parte de Compromís en julio de 2011, cuando se renovó el organismo, dejó en la cuneta a un intelectual de la talla de Joan F. Mira, que ahora volvía a presentarse, causó malestar en el seno del Grupo Socialista. De hecho, en su reunión previa al pleno, excepto el portavoz, Antonio Torres, y la presidenta y secretaria, Ana Barceló, todos los que intervinieron se mostraron críticos hacia el pacto con el PP si implicaba votar a Ciscar. Alguno de los diputados discrepantes fue duro en su crítica pero anunció que cumpliría disciplinadamente con lo acordado por la dirección del PSPV-PSOE.

Varios de los asistentes a la reunión de los diputados socialistas coincidieron en señalar que “no hubo consigna alguna” para desmarcarse en la votación del CVC y que, incluso, alguno de quienes expresaron su discrepancia no se adscribe al sector, mayoritario en el grupo parlamentario, del antiguo secretario general, Jorge Alarte, que se mantuvo al margen.

Una vez acabada la votación, la diputada de Compromís Mònica Oltra advirtió que su grupo considera que es “fraudulenta” porque significa una “segunda parte” de la que se produjo en julio del año pasado. Entonces, la coalición, que había firmado un pacto con los otros grupos, decidió votar en el último momento solo a sus candidatos. El PP, que apoyó, por ejemplo, a Rafael Xambó para el consejo de RTVV, cuando se dio cuenta de ello, retiró el voto al candidato de Compromís para el Consell de Cultura y dejó fuera a Joan F. Mira. Oltra considera que aquella elección se produjo irregularmente y por ello recurrió al Tribunal Constitucional.

Camps acudió al hemiciclo para participar en las votaciones

Tras la votación de las vacantes para el Consell Valencià de Cultura, las Cortes aprobaron, pese a las protestas de Esquerra Unida y de Compromís, que sean sólo dos, y no tres, como prevé el reglamento, los representantes de la Cámara que defenderán la reforma del Estatuto de Autonomía ante el Congreso de los Diputados. El PP impuso su criterio contra la votación en bloque de la oposición, incluidos los socialistas. Dejar en dos el número significa, en la práctica, apartar a Compromís de esa representación, lo que abunda en la sensación existente entre bastantes diputados socialistas de que la actitud del PP alimenta la imagen de Compromís como “protagonista” de la lucha contra la intolerancia del poder, lo que aumenta la percepción de que el PSPV-PSOE está cediendo terreno en la oposición frontal a la prepotencia de los populares.

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Una vez decidido que fueran dos, se eligió a los portavoces del PP, Rafael Blasco, y del PSPV-PSOE, Antonio Torres, cada uno con los votos de su respectivo grupo. La elección de Rafael Blasco y de Consuelo Ciscar, que son matrimonio, en un mismo pleno dio pie a la diputada de Compromís Mireia Mollà a comentar con sorna: “Debe ser el día de la familia”. Más allá de eso, que Blasco vaya a defender la reforma del Estatuto, en la que se establece que la Comunidad Valenciana recibirá un determinado nivel de inversiones del Estado, chirría con la posibilidad de que, tras el congreso del PP valenciano de este fin de semana, pueda ser relevado como portavoz parlamentario.

A las votaciones, en las que no participó el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, acudió su predecesor, Francisco Camps, que se prodiga poco y de manera muy intermitente en su escaño de diputado. Camps no se quedó a escuchar al presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, que defendió una proposición no de ley del PP en la que se insta a una adecuada financiación de los municipios y se reclama un plan para saldar la deuda de la Generalitat con los Ayuntamientos. La propuesta fue apoyada por Compromís y Esquerra Unida, a la que Rus aceptó una enmienda. Los socialistas se abstuvieron porque el PP rechazó incluir en la iniciativa el rechazo a la supresión de municipios y a su agrupación por población. Óscar Tena, del PSPV, le echó en cara a Rus que no apoyara su enmienda pese a que sostuvo que personalmente defenderá “que no desaparezca ningún Ayuntamiento”.

Después, los populares rechazaron una proposición socialista para que se derogaran las medidas del Consell que conducen a la privatización de la gestión de la sanidad pública valenciana.

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