Paul Lewis evoca la emoción de Schubert en Santiago
Abrieron programa las Danzas alemanas, D 783, recopilación de piezas escritas a lo largo de la vida de Schubert
El pianista inglés Paul Lewis (Liverpool, 1972) ofreció el viernes en el Auditorio de Galicia, en Compostela, el último recital del IV Ciclo de Piano Ángel Brage, una sesión dedicada a Franz Schubert, en la que Lewis interpretó cuatro obras pertenecientes a diferentes épocas vitales y artísticas del compositor vienés.
Abrieron programa las Danzas alemanas, D 783, recopilación de piezas escritas a lo largo de la vida de Schubert en las que Lewis hizo patente el carácter danzante común a todas, pero destacando sus diferentes estilos y haciendo gala de su gran control de sonido. Siguió el Allegretto en do menor, D 915, en el que Lewis mostró toda la delicadez de los momentos más íntimos de un Schubert y la emoción contenida de una escritura, que habría de desbordarse en obras posteriores del vienés.
La Sonata número 14 en la menor, D 784, estructurada en tres movimientos, ofrece en el primero de ellos, Allegro giusto, una serena visión del dolor y una grandeza musical transmitidas a la perfección por Lewis en su versión, transida de emoción y buen hacer técnico. El Andante central y el Allegro vivace redondearon una interpretación en la que el dominio técnico del pianista inglés y su equilibradísima disposición de planos sonoros logran mostrar toda la emotividad de cada autor, incluidos sonidos que tantas veces permanecen ocultos.
Gama de emociones
La gran Sonata número 16, D 845, llenó la segunda parte del recital. Y lo hizo en todos los sentidos, especialmente por la emoción transmitida por Paul Lewis desde el viejo Stenway del Auditorio, espléndido aún de color y equilibrado en su sonoridad, aunque por momentos se pudo captar algún pequeño desajuste en su afinación.
La grandeza de su Moderato, el inmenso despliegue de las variaciones en su Andante con moto precedieron a esa joya schubertiana del Scherzo, con la grandísima fuerza de su alegría en contraste con la delicadez casi oriental de las sencillas armonías desarrolladas en su Trio. Y en el Rondó final, toda la serena alegría del Schubert más vital.
Este monográfico Schubert cierra el IV Ciclo de Piano Ángel Brage, que inauguró el 8 de marzo Ingolf Wunder con un recital dedicado a Chopin al que siguió el 14 de abril otro de Emmanuel Ax con obras de Bach y Schumann en programa.
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