Nuevos habitantes en la torre del Museo de América

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) ha anillado esta mañana para su observación a dos de los pollos de halcón peregrinos nacidos en lo alto del Museo de América. Tienen 18 días de vida. La operación en la caja nido de la torre, que se viene haciendo desde hace seis años ante la presencia de curiosos y medios de comunicación, no es sencilla y se ha echado mano de una patrulla de Agentes Forestales Comunidad de Madrid.

Una agente ha descendido desde lo alto de la torre para coger los polluelos del nido y dárselos a especialistas de la SEO para que procediesen al marcaje y al estudio de tamaño y peso de las crías —los adultos alcanzan los 40-45 centímetros y el macho es más pequeño que la hembra—. Según Arantza Leal del Centro de Migración de Aves, el marcaje de los pollos con una anilla metálica sirve para identificar el lugar donde han nacido, "por si caen del nido al volar por primera vez", ha indicado, y para conocer su distribución por otros territorios, saber cuantos años van a vivir o cuantos pollos pueden llegar a tener. Estas crías necesitan aún unos 20 días más antes de echar a volar y, a partir de ese momento, aún permanecerán en el nido dos meses hasta que se independicen.

Los halcones peregrinos conforman una especie amenazada considerada "vulnerable" en la región —según ha apuntado Leal— y suelen formar parejas estables que crían una vez al año mediante una única puesta de entre dos y cuatro huevos. En 2007, SEO, que desde hace más de una década hace el seguimiento de las poblaciones de esta ave y que ha comprobado un descenso preocupante de su población, colocó dos cajas nido en diferentes puntos de la torre. Una de ellas fue ocupada desde esa fecha por la actual pareja que cría.

Durante este tiempo, la organización ha identificado los problemas que están originando este grave descenso de la población de halcones del sureste madrileño, tanto que incluso podría llevar a su  desaparición. Entre ellos se encuentra el alto fracaso en la reproducción debido a los factores artificiales y originados por la acción humana, la contaminación por las presas que consumen que previamente se alimentan en medios agrícolas con uso intensivo de pesticidas y herbicidas y los factores naturales como la competencia y depredación por otras especies como el búho real.

El halcón peregrino se distribuye de forma más o menos homogénea por toda la Comunidad de Madrid, tanto por la sierra de Guadarrama como por los cortados fluviales de los ríos Henares, Jarama y Tajo, aunque de forma puntual nidifica dentro del casco urbano de la capital, donde actualmente hay seis parejas y parece que esta población se encuentra en aumento.

Antes de que comenzara el declive, se repartían más o menos al 50% en la sierra y la campiña. Según el último censo realizado por SEO/BirdLife durante 2008 en la Comunidad había 28 parejas, de las cuales catorce estaban situadas en la sierra, 10 en la campiña y cuatro en la capital. El halcón peregrino es una especie mayoritariamente ornitófaga, cuyo alimento principal son las palomas, las tórtolas y los estorninos, por lo que su presencia es fundamental para el adecuado equilibrio de los distintos ecosistemas. Los ejemplares cazan con un ataque en picado y pueden alcanzar más de 300 kilómetros por hora, con lo cual es el animal más rápido del mundo.