Una cantera amenaza una cueva del Paleolítico
Adega pide que se proteja el yacimiento declarándolo Bien de Interés Cultural
A Cova de Eirós, en el ayuntamiento lucense de Triacastela, se localiza en el Monte Penedo de la sierra de O Iribio, entre las poblaciones de Cancelo y Vilavella. La caverna es de origen kárstico, por estar situada en un macizo de roca calcárea. De difícil acceso, contiene en su interior “importantes” restos del período paleolítico, tanto animales como humanos, que han llevado a la asociación ecologista Adega a solicitar a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura que sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
“Si bien en esta cueva no se han encontrado aún pinturas de esa época, sí se han hallado en sus paredes arañazos de osos de más de 3.000 años de antigüedad y así lo acredita la tesis doctoral de la profesora doctora Aurora Grandal, del Instituto Xeológico de Laxe, de la Universidad de A Coruña. Tan solo ese dato justificaría su preservación como BIC”, esgrimen desde Adega.
Los defensores de este yacimiento alertan de que corre peligro debido a que se encuentro en medio de una cantera cuya concesión llega sobre la vertical de la entrada a la caverna. “La petición de BIC tiene como objetivo la defensa, porque existe una amenaza esa. La cantera está encima. Existe un peligro de que se destruya la cueva irreversiblemente”, alerta el presidente de la Asociación Sociocultural do Iribio, Marcos Celeiro, un colectivo que presentó la solicitud de BIC en febrero ante la Xunta, aunque todavía no ha recibido respuesta.
“Queremos protegerlo porque en Galicia, clásicamente, se considera que no hay terrenos calizos y los restos fósiles se conservan mal porque el terreno mayoritariamente es ácido y destruye los restos fósiles”, argumenta la vicepresidenta de Adega, Adela Figueroa. Los restos hallados en la Cova de Eirós son del Paleolítico medio. Según explica Figueroa, se ha encontrado “el adorno humano trabajado más antiguo que se ha localizado en Galicia”, un colgante con 26.000 años de antigüedad, y una habitación humana de más de 12.000 años.
“Hay además restos de la fauna más antigua, como es por ejemplo el oso de la caverna, que desapareció de Europa hace 18.000 años”, destaca Figueroa, quien explica que el hallazgo de arañazos en Cova de Eirós demuestra que los restos animales “no fueron llevados allí”. “El oso vivía allí. Esto tiene la categoría suficiente para preservar la zona”, defendió Figueroa.
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