Ciclista: circule por el centro de la calzada… y sin miedo
El Partido Socialista elevará al Pleno las conclusiones de un paseo por la ciudad junto a miembros de En bici por Madrid
Aprender a circular en bicicleta por Madrid provoca una emoción similar a la primera vez que se coge un coche en ciudad: miedo. Sobre todo si se hace bien. Según la ordenanza municipal, los ciclistas no deben circular por la acera ni por el lado derecho del carril: tienen que ir por el centro de la calzada. Y obedecer las señales de tráfico como el resto de vehículos. Pero para bajar de las musas al teatro hay que vencer el miedo a los coches. Y ese trago lo han pasado esta mañana un grupo de concejales del Partido Socialista que, acompañados por tres miembros del movimiento ciudadano En bici por Madrid, ha hecho un recorrido por las calles de la ciudad. De esa experiencia han obtenido algunas lecciones que plantearán al Ayuntamiento (gobernado por el Partido Popular) para hacer la ciudad algo más fácil para los ciclistas.
Tal y como han constatado los ediles (entre ellos, la portavoz de Medio Ambiente, Ruth Porta, además de Alberto Mateo, Pedro Zerolo, Gabriel Calles y Ana D'Atri), apenas nadie conoce la ordenanza que regula la circulación de ciclistas. Tanto es así que hasta un taxista se ha enzarzado con alguno de ellos, recriminándoles que fueran por el centro de la calzada en lugar de por la derecha. Porta ha señalado que llevará al Pleno extraordinario sobre Medio Ambiente del próximo jueves algunas de las conclusiones del paseo.
Tanto el Partido Socialista como En bici por Madrid han recalcado que quizá construir carriles-bici no sea la mejor solución para fomentar el uso de este medio de transporte. Según Porta, con los 550.000 euros que costará unir Madrid Río con la Puerta de Alcalá (el recorrido estará listo a finales de año) se podrían señalizar hasta 40 kilómetros de ciclo-carriles. Esta alternativa, junto con las ciclo-calles, es más viable en su opinión en tiempos de crisis.
Iván Villarrubia, del movimiento ciclista, ha instado al Ayuntamiento a “descubrir lo que tiene en la ciudad antes de tocar nada”. En su opinión, lo verdaderamente necesario no es construir carriles-bici lineales sino favorecer la circulación en los puntos más problemáticos: rotondas (donde la normativa no regula qué debe hacer el ciclista) y cruces. Como han podido comprobar los concejales socialistas, circular por la calle Mayor o por la Castellana no es excesivamente complicado, pero cruzar la glorieta de Neptuno es otra historia.
Villarrubia sugiere al Ayuntamiento, por ejemplo, que habilite los semáforos para que los ciclistas puedan arrancar unos segundos antes que los coches. O que se difundan las principales directivas de la ordenanza en los paneles informativos de la M-30, para que los conductores sepan cómo deben comportarse. Pero, sobre todo, insiste en que “el principal error para la convivencia es pensar que la velocidad otorga prioridad”. A la hora de la verdad, en cualquier caso, es el miedo el que la otorga. O la falta de él.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.