El PP ambiciona relevar al PSC
Los populares se fijan ser la segunda fuerza y se presentan como la única oposición. "Lo haremos pese a quien pese", avisa Sánchez Camacho
Las próximas autonómicas son en 2012 y los populares se han fijado un nuevo objetivo. Los congresistas consagraron una ambiciosa hoja de ruta: pasar de tercer a segundo partido, desplazando al PSC y convertirse en alternativa a Convergència i Unió (CiU). Ante un millar de compromisarios, Alicia Sánchez-Camacho, única candidata, fue reelegida presidenta, con el 92,97% de los votos, en un plácido congreso que reflejó el vuelco que ha dado el PP en cuatro años. De los 782 votos emitidos —el censo era de 1008—, 720 fueron a favor; 62 en blanco y 12 nulos.
Las cifras revelan sin discusión que ha pasado a mejor vida la división que sufrió el partido en 2008 en un traumático congreso en el que incluso la ahora ministra Ana Mato fue abucheada —ayer ovacionada— por parte de la militancia. No es para menos: entonces el PP era un partido roto y ahora presume de ser la tercera fuerza política en Cataluña; de ser influyente en el Gobierno de CiU; de haber conquistado las alcaldías de Badalona y Castelldefels y de gobernar por primera vez en coalición la Diputación de Barcelona. El informe de gestión del secretario general, Jordi Cornet fue para los congresistas tan apabullante al describir los logros y el crecimiento territorial del PP que muchos, satisfechos, empezaron a desfilar antes de votar. “Aprobado por aclamación”, musitó el ministro del Interior, presidente del congreso, provocando risas mientras los militantes buscaban sus cartones verdes con el sí. Como Sánchez-Camacho, Cornet no cosechó ni un voto en contra.
Renovación en la ejecutiva
Alicia Sánchez-Camacho ha realizado una renovación a fondo de la ejecutiva para apostar por el relevo generacional con cuatro vicepresidencias. En la nueva dirección del partido, Jorci Cornet ha renovado su cargo como secretario general. La ejecutiva tendrá cuatro vicepresidencias: Enric Millo, el actual portavoz del PPC, asumirá la vicesecretaría de Acción Política y Económica; la vicepresidenta tercera del Congreso, Dolors Montserrat, se ocupará de la vicesecretaría de Organización y Acción Social.
Estas dos vicesecretarías son las de mayor calado puesto que de ellas dependen el mayor número de áreas y las de más calado. Por su parte, el alcalde de Castelldefels (Barcelona), Manuel Reyes, asciende a la vicesecretaría de Política Municipal, mientras Andrea Levy, la más joven de todos y proveniente de la ejecutiva de Nuevas Generaciones en Cataluña, ocupará la nueva vicesecretaría de Estudios y Programas.
El escenario del congreso fue un mensaje en sí mismo: en 2008, el PP celebró su cónclave en un hotel y ayer se estrenó en el Palau de Congressos en un gesto que revela que juega en la liga de los grandes. En diciembre, el PSC vivió allí el suyo. Los populares admiten que su reto es arrebatar a los socialistas la segunda esa plaza. “Queremos consolidarnos como segunda fuerza”, dijo Sánchez-Camacho en un momento en que le traicionó el subconsciente porque el PP es tercera. Pero sabe que ha puesto una pica en el área metropolitana, con campañas por el territorio, que dan resultados. En 2010, se quedó a 10 escaños del PSC (28 a 18), recortándole 13. “Somos alternativa de gobierno y única oposición. Hemos venido a decidir la gobernabilidad pese a quien pese”, dijo la presidenta, que ningunea al PSC aunque, pese a su melancolía, manda en gran parte del cinturón.
Su plan es ser “alternativa” al “separatismo” de CiU y ser la brújula de Artur Mas. El reto no parece fácil porque quiere romper su histórico techo de cristal batallando contra elementos que comparten los dos partidos mayoritarios: la catalanidad y la inmersión lingüística. Y juega con la rémora de que no tiene reparos en elevar al Constitucional acuerdos del Parlament como a del Estatuto o la abolición de las corridas de toros.
Pese a ello, el PP ha hecho un esfuerzo para no quedar arrinconado de la vida política como le sucedió con el Estatuto y se ha sumado a la defensa de una nueva financiación aunque dentro de la LOFCA, o sea, sin tener la llave de la caja. “Queremos un modelo equilibrado y justo pero no aceptaremos la insumisión fiscal con España”, proclamó la líder popular. “No queremos romper nada”, apuntó el portavoz Enric Millo, que apostó por un sistema que preserve la ordinalidad y límite la solidaridad para no dañar la competitividad y el crecimiento de Cataluña. Ante este paisaje, nada parece indicar que quieran tensar sus relaciones con Génova. Es más: Sánchez-Camacho, que se sabe una suerte de embajadora catalana en Madrid, se ofreció por tres veces a hacer de “puente” entre Rajoy y Mas.
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