No son autos locos
El Rali Ecolóxico combina competición automovilística y respeto al medio ambiente
Hay un punto transgresor en la iniciativa de los organizadores del Rali Ecolóxico de Galicia, segunda edición de una prueba automovilística que desafía los cánones establecidos, en la que no gana el más veloz sino quien se atiene a una media establecida, la contención en el consumo y la moderación en las emisiones contaminantes, en la que premian la conducción eficiente, se buscan rutas atractivas para la vista e integran una singular filosofía en todo lo que la impregna: las placas y dorsales de los vehículos se realizan con materiales ecológicos, la organización recomienda que todas las clasificaciones se visualicen en una pantalla, hasta el punto de que no las imprime y si hay revista oficial existe bajo la condición de que se edite en papel reciclado y con determinadas tintas. “Queremos demostrar que una competición automovilística no tiene porque estar reñida con el respeto al medio ambiente”, incide Chiqui Gutiérrez, presidente del comité organizador de una prueba que se estrenó el año pasado en Ourense y que este año transcurrirá por carreteras de la provincia de Pontevedra, con principio y final en Marín. Será el 19 de mayo.
“El año que viene queremos ir a A Coruña y la zona de A Costa da Morte”, previene Gutiérrez, que lidera un equipo vinculado desde hace largo tiempo al mundo del motor, gente acostumbrada a pisar a fondo, pero que también fomenta otros ritmos. “Se puede disfrutar del automóvil y al tiempo hacerlo de medio que nos rodea”, aseguran. Nació así un rali abierto a coches eléctricos, híbridos o a aquellos que no emitan más de 120 gramos de dioxido de carbono a la atmósfera, una competición pionera en España en la que tienen cabida también curiosos prototipos. “Uno de los participantes está preparando un Land Rover Discovery de 1994 que mezcla gasolina con hidrógeno, apenas emite CO2 y reduce su consumo”, especifican desde la organización, donde diseñan una jornada que vaya sobre ruedas también lejos de las carreteras. “Contamos con la colaboración del Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia para que en la comida que llevaremos a cabo en Forcarei sólo se puedan degustar productos con su sello”.
Los participantes solo comerán productos con etiqueta ecológica
A tenor de lo sucedido el año pasado en la primera edición, la aventura congregará a un variado elenco de pilotos. Entonces se citaron en la línea de salida desde intrépidos aficionados a profesionales como José Luis Abadín, piloto ourensano que pelea contra las apreturas presupuestarias para completar el calendario de la Fórmula 2, en la que cumple su segunda temporada. Ahora está abierto el plazo de inscripción hasta el 15 de mayo para participar en una experienca abierta a todo el que tenga un coche que cumpla los requisitos demandados por los organizadores, nada fuera del alcance de muchos usuarios que circulan por las calles o carreteras. No hacen falta grandes cilindradas ni potentes motores, ni siquiera es decisivo tener buenas manos. Se premia la contención y la sabiduría, también la capacidad para orientarse. “Vamos a poner varias trampas en los tramos, o en los enlaces, que pueden propiciar que se hagan más kilómetros y aumenten los consumos”, advierte Gutiérrez.
Controles de paso secretos para determinar medias de velocidad, exactas mediciones en el consumo, revisiones de los escapes para medir los valores contaminantes. Todo requiere una capacidad: llevar al coche hasta el par en el que menos gasta y emite. “Y no tiene que ver con ir más despacio que los demás”, ilustra Chiqui Gutiérrez. Todo en tramos abiertos al tráfico y en los que hay que cumplir las preceptivas normas de circulación.
Un aficionado prepara un Land Rover de gasolina e hidrógeno
"Esperamos llegar a la veintena de coches inscritos y consolidar la prueba", desea el responsable de la competición, una variante sobre el campeonato del mundo que promueve la Federación Internacional de Automovilismo en entornos urbanos. “Nosotros queremos que haya también recorridos por carreteras de montaña porque esa ruta mixta es la mejor fórmula para comprobar si un coche es efectivo o no”, matiza Gutiérrez, que con gasolina en las venas disfrutó el año pasado de una epopeya diferente a las que acostumbra a vivir. “Descubrimos bastantes cosas y me di cuenta de que si fuera millonario no entraría nada en mi casa que no fuera ecológico”. Ocurre que la mayoría de las veces para consumir ese tipo de productos si que hace falta tener la cartera más repleta que para decantarse por los que no lo son. “Por eso hacen falta reivindicaciones como este rali”, concluye Gutiérrez.
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