Dos ‘mossos’ heridos en un atraco critican ante el juez la falta de chalecos antibalas
Los agentes fueron alcanzados por disparos de los asaltantes de un prostíbulo “No íbamos correctamente equipados”, lamenta uno de los policías
El juicio por el asalto a un prostíbulo de la calle de Aragó de Barcelona, en el que resultaron heridos dos policías, ha puesto de relieve las carencias materiales con que los Mossos d'Esquadra desarrollan su trabajo diario. Los dos acusados, Ovidio B. y Dragos Emil H., afrontan una petición de 19 años de cárcel por intento de asesinato, robo a mano armada y tenencia ilícita de armas. La madrugada del 25 de febrero de 2010, ambos se dirigieron a un meublé armados. Cuando una patrulla fue alertada del incidente, los procesados se escondieron y dispararon contra dos agentes usando escopetas de perdigones. Los policías resultaron heridos de gravedad.
"En el coche patrulla no había chalecos antibalas, algo muy habitual. Además, esos chalecos que facilita el Departamento de Interior no son útiles para el trabajo diario, pesan demasiado", ha explicado una de las víctimas de los disparos, que aún lleva incrustados en el cuerpo 53 perdigonazos. El cañón y la culata de las armas habían sido modificados por los ladrones, de modo que un solo disparo hace que la munición se fragmente en mil pedazos. "No íbamos correctamente equipados. Parte de las heridas podrían haberse evitado", ha insistido su compañero, quien también fue alcanzado cuando se encontraba en la terraza del piso y se disponía a saltar para detener a los ladrones, que se habían escondido esperándoles.
Ovidio B., que ha prestado declaración esposado y fuertemente custodiado por la policía, ha explicado que acudieron al prostíbulo a buscar "unas pertenencias" que habían dejado olvidadas días antes. El hombre, de nacionalidad rumana, admite que hubo un disparo, pero precisa que se le "escapó" la escopeta y esta se disparó sola. La fiscalía, sin embargo, sostiene en sus conclusiones provisionales que los dos hombres acudieron al inmueble "con intención de enriquecimiento". Una vez allí, obligaron a las mujeres que estaban en el local a entregarles objetos de valor.
La única de las cuatro testigos de los hechos que ha podido ser localizada ha narrado que los hombres se apoderaron de su teléfono móvil y de su cartera, en la que tenía "poco dinero, unos 20 o 30 euros". Lo mismo hicieron con el efectivo del resto de las chicas, de nacionalidad china, que trabajaban en el burdel. "Como vieron que había poco dinero, se pusieron furiosos", ha explicado la joven. Los gritos alertaron a los vecinos, que dieron el aviso a la policía.
Cuando la patrulla llegó al piso, los ladrones trataron de huir hacia la parte interior del inmueble y saltaron la tapia de un patio. Ambos "se quedaron agazapados después de saltar la tapia" para esperar a los policías. Según el ministerio público, aprovecharon su vulnerabilidad para "dispararles" con intención de quitarles la vida, ya que "apuntaron directamente al pecho de los agentes".
Uno de los policías estuvo de baja seis meses; el otro, un año. Este último ha explicado, además, que sufre secuelas psíquicas y que cuando es requerido para un servicio con uso de armas se pone "especialmente tenso y nervioso".
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