Cataluña vive hoy la invasión de libros, rosas y 'senyeres'
El gremio de la flora espera vender seis millones de rosas
Este año los caprichos del calendario han vuelto a dar a la Diada de Sant Jordi su día propio, después de que el pasado se fundiera con la Semana Santa. Tal vez por ello ayer La Rambla, el epicentro de la fiesta literaria, floral y catalana, respiraba una atmósfera especial. Miles de rosas esperaban en grandes cubos, al lado de los puestos de los floristas, a ser colocadas. Varios edificios ya desplegaban largas senyeres. La banda sonora la puso el concierto gratuito del Liceo.
Las mesas con libros son la sal de la diada, por el colorido y por el negocio. Durante el día de hoy, los libreros realizarán un mínimo del 7% de las ventas de todo el año. Se calcula que lo harán en medio millar de tenderetes, unos 370 oficiales repartidos en toda Cataluña. De estos, 170 en Barcelona, donde se concentrarán en el centro de la ciudad entre La Rambla, Rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia.
Los títulos que tienen todos los números para desaparecerán antes de esas mesas parecen claros, a tenor de las ventas de los últimos días; en catalán, apuntan cifras notables los recuerdos de Rafel Nadal (Quan érem feliços), el debut novelístico de Lluís Llach (Memòria d’uns ulls pintats) y las últimas novelas de Imma Monsó (La dona veloç) y de Jaume Cabré, esta a pesar de sus ya 33 semanas a la venta (Jo confesso).
Eduardo Mendoza, con su recién llegado El enredo de la bolsa y la vida; Almudena Grandes, con la segunda entrega de sus particulares episodios nacionales (El lector de Julio Verne), y Carlos Ruiz Zafón (El prisionero del cielo) destacan entre la oferta castellana. Kate Morton (Las horas distantes) y el humor de Jonas Jonasson con El abuelo que saltó por la ventana y se largó completarían una potencial lista de más vendidos que podrían completar la tercera entrega de las memorias de Jordi Pujol y, en infantil y juvenil, sin discusión, la serie de Gerónimo Stilton y la trilogía, ahora cinematográfica, de Los juegos del hambre, de Suzanne Collins.
Otra industria que espera con ansias la llegada de la Diada de Sant Jordi es la de las flores. Hoy se realiza el 40% de las ventas de rosas de todo el año en Cataluña. Las perspectivas apuntan a que se venderán unos seis millones de unidades, según los cálculos del Gremio de Mayoristas de Flor de Mercabarna.
La mayoría de las flores que hoy se regalarán provienen de tres países: Holanda, Colombia y Ecuador. Fuentes del sector calculan que hasta el 10% del total son de producción nacional y han sido cultivadas en los viveros de la comarca del Maresme. Otro tanto proviene de la vecina Comunidad Valenciana.
Las clases más vendidas, explican desde Mercabarna, serán las Freedom —la más tradicional y conocida— y la Red Naomi, que tiene el capullo y los pétalos más grandes.
Ayer los libros aún no llegaban a las calles pero las flores sí. A media tarde, los tradicionales puestos de La Rambla hacían que esta se viera se veía más florida que de costumbre. Grandes cubos llenos de rosas esperaban pasar por las tijeras, envolverse en plástico y ser rematadas con las cintas con los colores de la senyera. “El año pasado, al caer Sant Jordi en la Semana Santa, nos fue bastante mal”, recordaba un florista sin dejar de trabajar. Durante el fin de semana, la rosa blanca y la azul intentaron hacerse un hueco en las ventas, con motivos que hacían alusión al clásico Real Madrid-Barça. Ningún florista se arriesgó ayer a valorar su éxito.
Muchas manos llevaban ayer su flor. “Prefiero comprar hoy, así sorprendo”, aseguró Jaume Domingo, mientras pagaba ocho euros por tres rosas rojas: una para su esposa y las otras dos para sus gemelas de ocho años. Hoy es el turno de su regalo, que lo tiene bastante claro. “Ellas saben que quiero El prisionero del cielo, de Ruiz Zafón”, explicó el hombre con una sonrisa.
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