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Arenas se rodea de dirigentes afines en la cúpula del grupo parlamentario

El líder del PP cambia a Esperanza Oña y elige como portavoz a Carlos Rojas

Rosario Soto, Antonio Sanz, Carlos Rojas (de pie), Javier Arenas e Ignacio Zoido, en la reunión del grupo parlamentario popular en Carmona (Sevilla).
Rosario Soto, Antonio Sanz, Carlos Rojas (de pie), Javier Arenas e Ignacio Zoido, en la reunión del grupo parlamentario popular en Carmona (Sevilla).GARCÍA CORDERO

Al hacer las listas electorales del 25 de marzo, Javier Arenas no había pensado que su partido volvería a ser de oposición. Con el espejismo de las encuestas, que le garantizaban la mayoría absoluta, el líder del PP levantó un armazón que le sirviera de apoyo en la Junta. En el nuevo grupo parlamentario no hay casi alcaldes con los que cercar al Gobierno de José Antonio Griñán —ocho frente a los 17 de la legislatura anterior—, precisamente cuando Arenas necesita más que nunca de su contrapeso, y el perfil de los miembros que lo integran es más idóneo para defender a un gobierno que para atacarlo, como es el caso.

 Al menos, la dirección de los 49 diputados que le acompañarán será más cómoda. Manteniendo él la presidencia del grupo, el nuevo portavoz será Carlos Rojas, hasta ahora alcalde de Motril (en breve dejará el ayuntamiento), en lugar de Esperanza Oña, una dirigente difícil de manejar y que el entorno del líder suele mirar con desconfianza. Oña ha estado los últimos seis años en el puesto, que ha combinado con la alcaldía de Fuengirola, y pasará ahora a ser la representante de más rango del PP en la Mesa de la Cámara. La secretaría general del grupo es para Rafael Salas, diputado por Sevilla, que en el pasado mandato fue senador y que ha recorrido una especial travesía del desierto —con la candidatura de Marinaleda incluida, la tierra de Juan Manuel Sánchez Gordillo—, mientras que en las portavocías adjuntas figuran los sevillanos Alicia Martínez y Jaime Raynaud, la malagueña Ana María Corredera, y la cordobesa Rosario Alarcón.

Con este giro, Arenas comienza una legislatura que él mismo definió el miércoles como “muy complicada” y en la que se prevé un combate constante entre los Ejecutivos central y autonómico. En una reunión en el Parador de Carmona (Sevilla) —localidad que, según Arenas, simboliza la apuesta por Andalucía [es donde se redactó el primer Estatuto de Autonomía]—, el presidente del PP regional aseguró que la premisa de su estrategia para los cuatro años próximos será la “lealtad institucional” como fórmula para superar la crisis, si bien sus primeras declaraciones fueron, una vez más, para cuestionar la solvencia financiera de la Junta y su transparencia.

Aunque algunos han querido ver en el cambio de Oña por Rojas un movimiento en clave sucesoria —el propio Arenas ha descartado en privado volver a aspirar a la presidencia de la Junta—, fuentes del PP precisaron que aún es pronto para dar nada por hecho. Su influencia en el PP nacional radical en el control territorial de Andalucía, razón por la que en el corto plazo no dejará las riendas del partido y será reelegido presidente regional en el congreso que ha de celebrase en torno al verano.

En lo que sí coinciden los consultados es que Carlos Rojas es un hombre mucho más afín a Arenas que su predecesora. El todavía el alcalde de Motril ha estado en todas las quinielas de posibles gobiernos y es un clásico entre los candidatos en cualquier operación de cambio en el PP. El resto de la dirección del grupo es 100% arenista. De hecho, Alicia Martínez había sido señalada para una cartera, mientras que Jaime Raynaud era el elegido para la portavocía del grupo si Arenas hubiera llegado al Palacio de San Telmo

Esperanza Oña también se daba por segura en el ejecutivo que el líder del PP tenía ya en la cabeza antes de las elecciones. Arenas explicó que le había ofrecido a Oña seguir en el cargo, ser senadora o pasar a la Mesa, y que ella misma optó por la última posibilidad. Una versión que corroboran otras fuentes, quienes argumentan la decisión de la alcaldesa en razones personales. Sin embargo, tal circunstancia no esconde que Oña resulta engorrosa para el equipo de Arenas y, especialmente, para su número dos, Antonio Sanz, con quien mantuvo muy malas relaciones en la pasada legislatura.

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