Un árbol místico
El Bellas Artes de Bilbao expone hasta el 8 de julio ‘Roble en la nieve’, de Caspar David Friedrich
“La tarea del paisajista no es la fiel representación del aire, del agua, los peñascos y los árboles, sino que es su alma, su sentimiento, lo que ha de reflejarse”. Caspar David Friedrich (Greisfwald, 1774-Dresde, 1840) reflejó con estas palabras su visión mística y profunda del paisaje y la naturaleza. Una de las obras de este autor, uno de los más destacados representantes del romanticismo europeo, Roble en la nieve, se expone desde ayer y hasta el próximo 8 de julio en el museo Bellas Artes de Bilbao, donde forma parte del programa La Obra Invitada.
Este cuadro de pequeño formato (44x34,5 cm), representa un “fragmento de la naturaleza invernal en calma” y monumentaliza un roble en primer plano con unas ramas caídas junto a una charca que “da profundidad a la composición y contrasta con la “sugerida infinitud del cielo”. Esta obra procede de procedente del Wallraf-Richartz Museum & Fondation Corboud, de Colonia (Alemania).
Durante la presentación del trabajo de Friedrich ayer, el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Javier Viar, destacó el componente “simbólico” y el “carácter religioso” que el pintor protestante alemán imprimió a toda su obra, algo que, según explicó, es muy propio de toda la cultura nórdica y que incluso ha llegado a los tiempos contemporáneos a través de la obra, por ejemplo, del cineasta sueco Ingmar Bergman. “Es uno de los escasos visionarios de la historia del arte”, ensalzó Viar.
También asistió al acto el alcalde de Bilbao y presidente de la Fundación Museo de Bellas Artes, Iñaki Azkuna, que se trata de una obra “muy apropiada para el Bilbao de invierno de este momento” y animó a los bilbaínos a admirarla porque, según dijo, “merece la pena”.
“Es uno de los escasos visionarios de la historia del arte”, ensalza Viar
Friedrich inició su formación artística en Greifswald con el profesor universitario de dibujo Johann Gottfried Quistorp y a partir de 1794 continuó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Copenhague. En 1798 se instaló en Dresde, ciudad que ya no abandonará. En 1810 fue admitido en la Academia de Bellas Artes de Berlín y desde 1824 ejerció como catedrático en Dresde.
Los robles aparecen con frecuencia en la obra de este autor, como por ejemplo, en el cuadro del mismo título realizado en 1829, que pertenece a la Nationalgalerie de Berlín. Para Börsch-Supan, quien investiga el lenguaje simbólico de Friedrich, el roble es una “alegoría de la concepción pagana de la vida”. De esta forma, las ramas caídas simbolizarían que “la vida humana y su poder son fugaces”.
El programa La Obra Invitada, patrocinado por la Fundación Banco Santander, acerca al público trabajos temporalmente cedidos por otras instituciones. Desde su inicio en 2001, esta iniciativa ha celebrado 37 convocatorias que han permitido al museo exponer un total de 43 obras, incluida la que ahora se representa.
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